Reflejos del alma

Te quiero

Había demasiado ruido en esa habitación,
En cada rincón de ese humilde hogar.

La furia salió a través de mi piel.
No podía ser quién soy aquí, ni allá.
Me costaba respirar cuando no conseguía atraer la paz a ese lugar.

Te añoré de noche,
Te odié de día.

Revelame cuál es tu poder.
Muéstrame lo que sabes hacer,
Lo que sucedió en tu cabeza,
Lo que pensaste durante mi espera.

Percibo aquél aroma.
Aroma a placidez,
a amor.
Olor a esperanza,
A humildez.

Puedo sentir su pasión a través de mis dedos,
A través de mi piel susurrándole que sigo aquí.

Mi cuerpo pertenece a sus labios cuando la noche cae.
Cuando su instinto de bondad sale a la luz.
Cuando el miedo inunda de oscuridad mi ser,
De esperanzas de seguir viviendo.
De seguir comprendiendo lo que verdaderamente significa la palabra amar.

De la insensatez que sería dejarle ir,
De lo aterrador que supondría olvidar su aroma.
De poder seguir sintiendo lo pacífico que se siente aquí.
Bajo sus brazos,
Bajo la expectación cautivadora de sus palabras.
De su sonrisa seductora posada en su rostro cuando sus ojos me miran.
De la fascinación de su mirada que reflejan aventura.
Que reflejan valentía,
Lealtad,
Benevolencia,
Ambición,
Dulzura.

Podría seguir escribiendo sobre ti.

Proseguir representando todas las sensaciones.
Todos los sinónimos que improvisa mi consciencia sobre ti cuando me hallo con la nostalgia.
Cuando el deseo me pone en bandeja todos los momentos que quiero vivir junto a ti.

La temeridad de viajar en medio de la nada sosteniendo confianza,
El anhelo.

Sosteniendo la lujuria.
El deseo de que las noches no cesen.
Que sus caricias perduren,
Que mis palabras sigan relatando la felicidad que tengo al hacerle contemplar esta pequeña parte de mi.
Parte de mi que sale a luz reflejado en hojas en blanco sin título.
Título que no logro averiguar de la misma manera que no consigo entrelazar palabra por palabra descrita de lo mucho que le aprecio,
Que le admiro,
Que le quiero.