HARI
Se estaba esforzando tanto por estar dentro de la situación que se lo agradecía. Pero era algo forzado, porque se le notaba que lo hacía por no quedar mal.
Él hacía que mi balanza se inclinara a dejar atrás éste embarazo, porque Jungkook no era hombre de responsabilidades. Si decidía seguir con todo adelante estaría totalmente sola, nunca le pediría que estuviese a mi lado obligado, eso solo serviría para que nos llegáramos a odiar.
Así que íbamos a pasar una buena tarde cómo dos amigos y después les diría a los chicos que son los que estaban a mi lado, mi decisión.
Seguiría adelante con éste embarazo con ayuda de ellos, iría a control de natalidad y hablaría con Jimin. Mis estudios los llevaría en hora nocturna y así todo estaría bajo control.
Mi garbancito y yo haríamos un gran equipo, iba a tener muchos tíos a su alrededor, estaba Ji-Eun y Tae, luego estaba Jimin que al final lo iba a querer, yo sabía que sería así, porque parecía muy bravo pero luego era un pedacito de pan en su interior. Después estaba Nam y Hobi que nunca dejarían que nadie le hiciese daño.
—Ya hemos llegado —Jungkook señaló con la mirada por la ventanilla.
—Ok pues vamos —me ayudó a salir del autobús poniendo su cuerpo cerca de mí para que nadie me empujara.
Mirarlo desde mi posición cuando estaba yo sentada y él de pie me hizo comprender que era un deseo para cualquier chica, tan alto y tan guapo. Tenía un buen cuerpo que trabajaba con el deporte. Era un chico tan increíblemente atrayente que por eso las chicas estaban locas con él.
Pero para mí eso no bastaba, la vida me enseñó que tenía más valor alguien valiente que supiera afrontar las adversidades de la vida. Mi hermano era uno de esos, me crió solo y por eso era un ser tan fuerte, no tenia miedo a nada y odiaba las injusticias.
Sin embargo ¿Quién era Jungkook? Un chico que vivía acorde a sus caprichos y a lo que a él le parecía bueno para sus propósitos. Era egocentrico y caprichoso. Pero bueno yo no elegí al padre de mi garbancito. Fueron las circunstancias las que nos enredaron en ésta película que no tendría un final feliz para los dos.
—Allí está el sitio donde venden los helados que te dije —me señaló hacia el interior de un parque.
—Yo lo quiero de fresa, bueno no...espera, creo que mejor de chocolate —rectifiqué cuando lo pensé mejor.
—Eres una chica muy indecisa por lo que veo -dijo riendo levemente.
—Es que me gustan todos los sabores.
Llegamos al lugar y compró el de chocolate para mí y para él otro igual, íbamos paseando mirando cómo los almendros estaban en flor. Caían las hojas rosas sobre nuestras cabezas y una gran alfombra de pétalos teníamos a nuestros pies.
—Qué bonito es todo Jungkook —realmente se sentía mágico el lugar.
—Para un momento —tocó mi pelo y lo sacudió un poco—. Tenías un montón de pétalos en tu pelo.
—Tú también tienes —le señalé su pelo que al ser negro se le notaban mucho.
Bajó su cuerpo y me puso su cabeza para que se los quitara, lo hice rápidamente y volvió a erguirse.
—Hari —me dijo mirándome demasiado atrayente para hacer que mi corazón se saltara algún latido que otro—. Tengo un dinero guardado por si lo necesitas.
Mi corazón me había fallado con lo que sintió porque ahora me había dolido, pero no se lo hice ver, no era dinero lo que necesitaba, pero eso él no lo sabía.
—No te preocupes por eso, mi padre nos dejó a Jimin y a mí el suficiente para encargarme de todo yo sola.
—Es que si decides abortar puedo darte el dinero —me entraron ganas de llorar.
—Ok, si lo decido ya sé que me ayudarás en esa parte, gracias.
No Jungkook tu hijo nacerá y estará protegido por los que lo quieren, tú sigue tu vida cómo hasta ahora y sé feliz a tu manera.
—¿Sabes que mi madre sabía que podía morir si seguía adelante con que yo naciera? —no sé porqué le estaba contando esa faceta triste de mi vida.
Paró de andar y me miró.
—No, no lo sabía.
—Jimin me contó que ella decía que no podía dejarme morir a mí porque yo no había decidido venir al mundo, que eran las circunstancias las que lo habían echo. Mi hermano me contaba desde pequeña que era una mujer fuerte sin miedo a nada. Así que a veces pienso que yo no le he parecido en nada —reí amargamente.
—Hari tú eres una chica muy fuerte, estás lidiando con cosas muy importantes y aún así tienes una sonrisa siempre —me gustó que me dijera eso.
—Gracias por creer eso de mí —le sonreí y se quedó mirandome por un momento.
De pronto quitó la vista rápidamente de mí y volvió a chupar su helado.
—Come que se va a derretir —me dijo y empezó a andar, yo lo seguí.
Acabamos la tarde viendo un lago precioso que había en medio del parque, le dimos de comer a los patos y a los peces. Volvíamos ya de noche en el autobús de vuelta a mi apartamento.
No sé cuál fue el momento en el que me quedé dormida pero Jungkook me despertó.
—Hari...Hari despierta —me decía bajito tocando mi mejilla con la yema de sus dedos.
Abrí mis ojos y me di cuenta que descansaba en su hombro, me levanté rápidamente avergonzada. Miré su chaqueta y mi baba había acabado en ella.
—¡Uy! Perdona —le di con mi mano queriéndola quitar.
—Déjalo no te preocupes —agarró mi mano para que no siguiera.
Que verguenza sentí en ese momento, porque seguro que con las chicas que andaba siempre, ninguna le habría echado la baba en la camiseta.
Llegamos hasta la puerta y era la hora de despedirse.
—Gracias por el día de hoy, has hecho que me sienta más tranquila —y de verdad que por una parte fue así, me había divertido.
—Gracias a tí por querer que te acompañara, me ha gustado mucho el paseo.
—Jungkook.
—¿Si?
—No te preocupes por nada, que ya te avisaré cuando decida algo, tú solo sigue con tu vida que ya es suficiente con que uno esté jodido —no le gustó mucho mis argumentos, noté como frunció el ceño.
—Voy a hacer cómo que no te he escuchado, sabes dónde estoy así que cada vez que me necesites no dudes en decírmelo.
Se despidió de mí y se fue en su gran moto de color negro.
Lo siento Jungkook pero no entrarás en los planes que tengo decididos, aún no estás preparado para afrontar lo que vendrá...
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Jeon Jungkook (Mi Lindo Garbancito)
FanfictionEn la vida hay que ser responsable de nuestros actos, pero a veces no lo entendemos hasta que es demasiado tarde y pierdes lo que más quieres. Ser joven y creer que tener relaciones sexuales es lo más placentero que hay en la vida no está nada mal...