Jonathan perdió a su esposa a quien creía conocer y debe lidiar con un futuro incierto. Heredero de una gran fortuna e imperio, decide apostar todo por la venganza cuando se reencuentra con la niña que lo miró a los ojos cual adulta fuese. Sus plane...
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Jonathan no aceptó ver a Bartolomé en sus terrenos por lo que le aceptó la visita en un lugar totalmente publico y ese era sin duda la heladería dentro del enorme centro comercial.
Ahí, sentado con una pierna sobre la otra, Bart como bien le apodaban sus empleados se levantó al vernos atravesar las puertas. Michael y Carl nos seguían en silencio. Ambos eran guarda espaldas de Jonathan y estaba segura de que probablemente lo conocían más que yo.
Bart miró tras Jonathan a ambos guardias y luego sonrió haciendo un gesto extravagante con los ojos cuando me miró.
—Katrina — estiré mi mano y él tomo mis dedos para darle un beso suave en los nudillos — Me alegro de poder estar ahora contigo y aclarar estos, asuntos. Me encuentro bastante apenado por lo que acaba de pasar con mi esposa. Te prometo que no volverá a ocurrir. No estaba enterado de los planes ni intenciones ocultas que ella tenía a causa de — sus ojos negros se fueron a Jonathan — Isabelle.
Suspiré. Me sentía cansada del fantasma de Isabel. Aturdida de seguirla escuchando tanto tiempo después.
Pero mantuve mi espalda rigida. Solté la mano de Bart y él me ofreció un asiento. Jonathan no se sentó así qué lo miré hacia arriba.
—¿No vas a sentarte?
—No. Te esperaré afuera — asintió hacia Bart y se marchó. Michael, su guarda espaldas se quedó adentro en la puerta. Volví mis ojos a Bartolomé frente a mí.
—¿Qué vas a ordenar?
—Nada. Quisiera irme, pronto.
Bart sonrió, cruzó una pierna sobre la otra y apoyó las manos en su rodilla.
—Nuevamente me disculpo por...
—¿Como planes ocultos por Isabelle? — puse mis manos sobre la mesa. Sin apartar la mirada de sus ojos. Bartolomé parecía ser más joven que mi papá, era sin duda más atléticos y esbelto. No tenía canas ni señales de teñirse el cabello. Era guapo y prolijo, y aunque su perfume era muy fuerte no podía dejar de mirar esa cicatriz en el costado de su labio inferior.
—¿Jonathan no te dijo?
—Es obvio que no.
Bart bajó la vista.
—Bueno, es entendible. Ese tema es delicado para él y no soy quien deba contarte lo que en realidad pasó con ella — Levantó los ojos con cuidado, un tema delicado, un asunto complicado. Mis labios formaron una linea mientras le sostuve la mirada y Bart pareció entender que no me quedaría conforme con eso porque sonrió como si me hubiera leído los pensamientos — Eva e Isabelle fueron muy amigas, bastante unidas de hecho. Iban a todos los eventos juntas. Eva me confesó en un momento dado que se hizo amiga de ella por conveniencia al principio porque era una princesa, era... bueno, Isabelle era un diamente en bruto, era realmente hermosa.
