Capitulo 12:

996 97 80
                                    

Jonathan a penas pudo mirarla, sintió que la sangre le quemaba en las venas y el corazón tan desbocado que temió que se le notara a través del pecho

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Jonathan a penas pudo mirarla, sintió que la sangre le quemaba en las venas y el corazón tan desbocado que temió que se le notara a través del pecho. Apartó la vista solo mantener su dura expresión, como si no le importara cuando en realidad tenía tanto miedo que apenas cabía en sí mismo. Caminó a paso firme hasta una de las sillas frente al escritorio de Roper y se sentó. Cubrió su boca con la mano y presionó los dedos sobre su boca siendo muy consciente de que ella todavía lo miraba.

—¿Es... en serio? — al oír su voz, Jonathan la miró de soslayo. Kath miraba el suelo, la punta de sus zapatos y ocultaba su mirada entre las hebras de su cabello. Podía jurar que tenía las mejillas enrojecidas un poco.

—Sí —Roper repuso — Va a ser bueno para los dos bandos, supongo que no debes cuestionarte esto demasiado porque era algo que iba a tener que pasar tarde o temprano — ella no lo miró — y tú lo sabías.

¿Cómo qué lo sabía? pensó Jonathan.

—No — dijo Kath. Jonathan se tensó, los musculos de su rostro se pusieron más duros que lo normal y la miró aterrado, aterrado y confundido — no, nunca lo hablamos, papá.

Jonathan entrecerró los ojos y suspiró aliviado, no había sentido tanto miedo de algo hace mucho. No quería tener que cancelar la cita en el restaurante ni cancelar la compra en la joyería. Todo lo que hacía con ella era nuevo y el corazón se le aceleraba a un ritmo enigmático cuando pensaba en ella. Qué decir de cuando la tenía cerca, cuando podía deleitar sus ojos con su figura. Quería ser practico y hacer las cosas por el deber, pero tal vez Roper tenía razón sobre soltarse un poco, no reprimirse. Odiaba aceptar que tenía razón pero, la tenía.

Iba a abrir la boca para contestar algo, pero su teléfono comenzó a sonar en el bolsillo de su pantalón. Cuando lo sacó para ver, notó que lo llamaba Neal quien cuidaba de su casa en Londres en su ausencia, si lo llamaba era porque algo había pasado y no podía postergar la llamada así que, se levantó y disculpándose salió de la oficina de Roper dejando a Kath y a su papá a solas.

Kath se levantó de la mesa y se sentó más cómodamente en la silla, sus ojos estaban fijos en su papá mientras intentaba no saltar o gritar. Porque la noticia aunque choqueante, no era mala. Es decir, si Jonathan estaba ahí y había aceptado hacerlo, aún aunque tuvo que hablar con Angela para tomar la decisión y que Roper se la hubiera ofrecido como un objeto, ella no podía evitar sentirse alegre por la noticia. Porque en el fondo quería pensar que ella si le importaba a Jonathan y que en un futuro podrían sentir mucho más que simple atracción sexual ¿Amor tal vez? Ella ya lo amaba, eso estaba más que claro, pero ¿Él? No podía culparlo.

—No te veo enojada. Esperaba un pataleo y un berrinche, gritos, llantos. La clase de cosas que hacías — Roper la miró fijamente cuando estuvieron solos — Cosa que hiciste con Sebastián.

Katrina puso los ojos en blanco.

—Sebastián no es Jonathan.

—Tú lo has dicho — contestó él. Pero Katrina no supo si lo dijo por favor de Jonathan o Sebastian. Roper recargó los codos sobre la mesa y presionó sus labios arrugados con sus dedos — ¿Por que no te veo hacer berrinches? ¿Te gusta Pine?

Savage ━ Jonathan Pine. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora