Capitulo 13:

1.1K 96 56
                                    

Katrina

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Katrina

Su lengua era una delicia, tal como me la había imaginado. Suave, traviesa... Ansiosa. Jonathan apretó sus dedos contra la piel de mis piernas mientras me besaba de una forma tan brusca que hacía que me dolieran los labios, pero era un dolor tan satisfactorio que no me quejé. Gemí sobre su boca, mordí su labio inferior y tiré de él cuando metió una de sus manos debajo de mi vestido para tocar mi entre pierna.

Su voz, un gruñido que apagó el lado cuerdo de mi cabeza fue mi perdición. Su boca bajó por mi cuello, devorando mi piel y dejando mordidas suaves, repletas de placer.

—¿Quieres hacer esto, Katrina? — su voz sexy, ronca sobre mi boca me hizo estremecer. Miré sus ojos azules oceano, para asegurarme de que era real y no se trataba de uno de mis sueños.

Mi corazón se aceleró mientras sentía que me ardían los labios a causa de sus besos.

—He estado esperando esto por tanto tiempo... Jonathan — no me importó sonar como una tonta desesperada. Él me conocía, sabía lo mucho que lo deseaba. Desde cuando lo provocaba, no era un secreto. Él solo quería oírlo de mis propios labios.

Sus manos se aferraron a mis caderas con fuerza y miró mis labios ansioso.

Qué bueno — gruñó — porque yo también.

Volvió a besarme, dejándome sin respiración, metió su lengua y tocó la mía haciéndola girar y bailar contra la suya en un delicioso son mientras me recorría todo el cuerpo con sus manos grandes, manos hábiles que bajaron el cierre de mi vestido con una gracia y facilidad que no me imaginé que tenía.

Pero cuando puse mis dedos sobre los botones de su camisa, me giró contra la pared y recargó el peso de su cuerpo sobre el mío. Sus labios en mi oído, lamiendo el lóbulo del placer, custodiado por la excitación que sentía con creces en mi retaguardia a punto de explotar de sus pantalones.

—Pero yo no soy suave — ronroneó. Sé que esperó que le rogara que se detuviera, pero no iba a hacerlo. Así que abrí los ojos cuando pegó mi rostro contra la pared y metió sus dedos bajo la tela de mis bragas — No quiero hacerlo ahora — gruñó — voy a tomarte ahora, tan fuerte que tus putos gritos van a oírse hasta Alaska.

Hazlo, entonces

Gruñó, como si ese fuera el botón que lo hubiera hecho encender esa parte de él. Tan peligrosa y excitante.

Bajó mis bragas por mis piernas deslizando sus manos por ellas y cuando salieron por mis tacones, comienzo a subir tocándolas con sus manos... y su boca. Su lengua.

Yo recargada contra la pared estaba total y absolutamente dispuesta a su merced. No podía pensar en otra cosa que no fuera en su boca subiendo por mis muslos hasta separar mis piernas con sus manos y meter su boca entre mis piernas. Su lengua encontrando ese botón placentero.

Savage ━ Jonathan Pine. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora