Jonathan tiró las llaves del auto y del hermoso, lujoso y enorme cuarto de hotel sin dejar de cargarme como a un bebé. Sin prender las luces avanzó por el vestíbulo y atravesó la sala de estar hasta la habitación.
La única habitación. Ahí dónde yo había estado rogando por el hace unas noches y él me ignoraba muy gentilmente.
Me dejó sobre la cama como si fuera de cristal. Me quitó los tacones mientras yo lo veía. El efecto de la droga hacía que la piel me ardiera en las zonas donde él me estaba tocando.
—A éstas alturas Bartolomé debió haber llamado a tu padre para anticiparce a lo que pasó. Pero él no tiene idea de que yo ya lo hice — Jonathan me miró, sentado a los pies de la cama con sus manos en mis piernas — está muy... Muy enojado. Conmigo.
El corazón se me aceleró. Mí papá era capaz de hacer cualquier cosa cuándo estaba enojado y ahora que sabía quien era en realidad no quería imaginarme las cosas que sería capaz de hacerle a Jonathan.
—Jonathan...
—Te descuido un segundo y tratan de drogarte ¿Qué te dijo... Eva?
—Yo... No... Lo recuerdo — me sostuvo la mirada por largo rato, sus manos subieron por mis piernas, sin detener el cariño — algo sobre nuestro mundo. Qué se yo. Ah, claro también me habló de Isabelle, no dijo que eran amigas pero no fue necesario. Al parecer ella no estaba muy contenta de que tu y yo fueramos a casarnos.
El semblante de Jonathan cambió rotundamente, dejó de hacerme cariño para tomar distancia y levantarse en silencio. Tomó las llaves del auto y se acercó a la puerta.
—¿A dónde vas? — le pregunté algo confundida.
— Tengo que llamar a tu papá. Duerme, duchate has lo que sea para que se te borre esa droga del sistema. No me esperes
No sé como, me levanté de la cama para alcanzarlo de la chaqueta del traje. Él se giró a verme y en silencio puso sus manos sobre las mías.
—¿Qué pasó realmente con tu esposa, Jonathan? — mi voz era tersa, estaba a punto de llorar y no tenía intenciones de reprimirme. Fuera por la droga o no, con Jonathan no se me daba fingir. Era yo, yo misma en toda plenitud — Prometimos confiarnos todo ¿O no?
El deslizó sus manos a mi rostro y lo sostuvo por varios segundos antes de darme un beso en la frente.
—Vuelve a la cama, Kath.
—No.
Enarcó las cejas.
—¿No?
Me crucé de brazos.
—Lo que oíste. No tengo que obedecerte, no soy lo que esa perra dijo que yo era. No voy a hacer la puta esposa sumisa ni la puta novia que aguanta bofetadas por drogar a niñas que le caen mal. Dijiste que era importante para ti pero al parecer fue una mentira igual que yo tod...
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Savage ━ Jonathan Pine.
RastgeleJonathan perdió a su esposa a quien creía conocer y debe lidiar con un futuro incierto. Heredero de una gran fortuna e imperio, decide apostar todo por la venganza cuando se reencuentra con la niña que lo miró a los ojos cual adulta fuese. Sus plane...