Capitulo 28

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Katrina

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Katrina

Una vez que estuve lista cogí mis zapatos y el arete que me faltaba. Golpee la puerta de Roper. Se estaba terminando de poner el saco.

—Papá ¿Puedo pedirte un favor? — me miró mientras se ajustaba el saco sobre los hombros

—¿Qué cosa?

—Estos aretes, son los que me regalaste la navidad pasada. Son de oro puro

—¿Lo sé? — casi se rió como una burla y se giró a verse en el espejo — ¿Quieres que te compre otro par? ¿Es eso?

—No, pero. Son mis favoritos — me acerqué sonriendo — quería saber si me los podías guardar en tu caja fuerte. Los iba a guardar en mi habitación pero no me da confianza. Sabes como es la gente de limpieza, no son confiables.

—Lo sé — miró los aretes en mis manos pensativo — está bien — los dejé caer en la palma de su mano y de manera desinteresada se giró hacia la caja fuerte. Mientras lo hacía cogí el zapato que se me había quedado y me senté en la cama a ponérmelo. Vi la clave, claramente cuando la puso para abrirla. Era muy buena memorizando — bueno ¿Estás lista?

—Sí, claro.

—Tendrás que bajar con Frisky, voy a ir por Michelle. Tiene que estar esperándome — tuve una extraña sensación. Incertidumbre podría ser.

—¿Cuándo pensabas contarme que habías vuelto con ella?

—No sé — se encogió de hombros — a veces las cosas pasan ¿No crees? Hay que usar nuestros últimos recursos para lograr nuestros objetivos — me palmeó el brazo al pasar — pero tu no entenderías.

Sonrió al irse y yo me quedé echa de piedra y con las manos convertidas en puños.

Quería vomitar de rabia e ira, de miedo.

Frisky me esperó con esa mirada de superioridad que Roper le daba el derecho de tener sobre mí y ignorándolo todo lo que pude bajé hasta el Lobby donde Jonathan estaba esperando, muy elegante en un traje azulado. Sin corbata, ligeramente peinado. Todavía me temblaban las piernas. Todavía lo sentía dentro de mí.

—Hola — susurró al verme, sin dejar de verme. Sonreí sin poder dejar de verlo tampoco. Pero entonces llegó Roper. Y aunque debimos dejar de mirarnos, no pude hacerlo. Jonathan lo hizo cuando Sebastián apareció por el ascensor y se quedó a mi lado.

—Perdón la tardanza, me había quedado dormido — murmuró dándome un beso en la mejilla. Podía jurar que los dientes de Jonathan castañeaban de rabia frente a nosotros. Pero traté de no mirarlo para no demostrar nerviosismo. Las cosas ahora era diferentes para mí al ver a Sebastián. Sabía la verdad, pero me costaba trabajo confiar en él después de que me hubiera dicho que era un doble agente.

Savage ━ Jonathan Pine. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora