Aviones de papel

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JiMin estaba de un buen humor, como comúnmente. Le había ido de maravilla en todo, el chocolate caliente que compró camino a su trabajo estaba en el punto perfecto de dulce, el dueño de la cafetería le guiñó un ojo al entregarle su bebida y después de conseguir un par de papeles firmados podría comenzar a diseñar de verdad, tenía muchas ideas para los nuevos personajes.

Parecía que sería un buen día.

Hasta que se topó con uno de los verdaderos trabajadores de la empresa.

Se colocó al costado del escritorio ajeno e hizo su mejor esfuerzo de aclararse la garganta. El hombre lo miró de reojo, decidiendo ignorarlo por completo. Continuó tecleando en su computadora y continuó con sus hombros engarrotados.

Quizás no lo había escuchado por los gigantes audífonos. JiMin no iba a tomarlo como algo personal, aún no tenía las suficientes pruebas para ello.

Tímidamente tocó su hombro.

El hombre detuvo los dedos en su teclado y miró en su dirección.

—¿Qué? —JiMin agitó los papeles en su mano. Contento de tener la atención que buscó— ¿Qué?

Ante la pregunta, JiMin sonrió y le mostró su gafete. El desconocido achicó los ojos para leer en voz alta.

—Hola, soy JiMin y estoy haciendo mi servicio social. Te agradecería si... ¿Qué mierda? No tengo tiempo para esto. Malditos adolescente universitarios.

Suficientes pruebas para saber que esto era personal. El universitario le mostró su dedo corazón y se alejó dando pasos fuertes. Necesitaba la firma de ese idiota, que era el jefe del primer departamento de diseño, pero tratar con ese tipo de personas que siempre lo tomaban de ineficiente no era exactamente su concepto de diversión.

Si era honesto consigo mismo, la situación apestaba. Su servicio debería tratarse de estar frente a la computadora dibujando, no yendo por los cafés de sus superiores y consiguiendo firmas de imbéciles gruñones.

—Disculpa, ¿puedo ayudarte en algo? —JiMin se giró hacia la profunda voz. Venía de un hombre en una gran camiseta de Star trek que bebía de su vaso. Olía como americano y sus labios se veían maravillosamente rosas—. ¿Eres el chico que está haciendo su servicio en nuestro segundo departamento?

—Ahá —murmuró en acuerdo.

—Cool. Yo trabajé en esa sección mucho tiempo. ¿Te enviaron para la aceptación de los nuevos diseños?

JiMin sacudió la cabeza de arriba a abajo. Completamente feliz de que alguien le prestara atención.

—Déjame adivinar, JaeWon te está dando problemas. —Con que el estúpido se llamaba JaeWon, no es como si a JiMin le importa—. Lo siento, siempre es así en fechas de entrega. Dame los papeles.

JiMin lo obedeció sólo porque no podía no hacerlo. Había un aura fuerte en el hombre, algo tan atractivo en su seguridad que aceleró sus latidos.

Miró como los largos dedos del hombre doblaban sólo la hoja necesaria, torpemente. Aunque nunca apartó su mirada, fue una sorpresa notar que su nuevo aliado estaba haciendo un desequilibrado avión de papel. No pudo hacer más que abrir la boca cuando la figura de papel fue lanzada hacia JaeWon, teniendo la fortuna de aterrizar justamente en su ojo derecho.

—¡¿Qué carajos, YoonGi?!

—¡Revisa eso! —Incluso si la broma era infantil, JiMin se encontró sacudiendo sus hombros de la risa y cuando terminó de reír se dio cuenta que el apuesto hombre le estaba ofreciendo su mano— Soy Min YoonGi. Por favor, si estás teniendo problemas respecto a nuestro piso no dudes en decirme.

JiMin quería preguntarle si podía hablarle y no precisamente para pedir un favor. Hasta que los dedos de YoonGi hicieron contacto con los suyos y un anillo de matrimonio le raspó la palma.

Casado entonces.

Definitivamente fuera de su terreno.

Excepto que cuando JiMin se lamió los labios por mera ansiedad, el hombre siguió el movimiento de su lengua rosada. Luego soltó su agarre rápidamente.

La mano de JiMin se sintió vacía de inmediato y una bola de decepción se asentó en su estómago. Esa tristeza era porque ya le gustaba YoonGi. Sólo que debía entender cuando había juegos fuera de su liga y este definitivamente era uno.

No era un problema, sus flechazos no duraban más de una semana, YoonGi no podía ser la excepción.

O eso fue lo que pensó.

Origami [YM/JS]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora