Con algo de maña y muchas sonrisas lindas, JiMin había engatusado al hombre que le gustaba para crear la costumbre de almorzar juntos. Al inicio YoonGi se sentó junto él, simplemente charlando. Con el paso de los días aceptó tomarle una galleta casera, luego un poco de sushi y después esperaba pacientemente que JiMin abriera su caja de bento para turnarse los palillos.
JiMin se sintió realizado mientras observaba a YoonGi chuparse los dedos, comiendo del tamagoyaki que él mismo hizo antes de ir al trabajo.
—Por cierto, JiMin. Tengo una pregunta. —JiMin le sonrió, esperando que su superior continuara hablando. Sólo que el hombre desbloqueó su teléfono para mostrarle un vídeo de una chica hablando en lenguaje de señas, con un fondo blanco y ropa formal. Pronto fue obvio que no se trataba de la escena de algún dorama aleatorio, sino una clase—. Me inscribí a este curso, pero... Ayer en el informe presidencial de las noticias, le presté atención al intérprete y sentí que eran dos lenguajes distintos. ¿Me han estado estafando todo este tiempo? Dime que no.
YoonGi le dio una verdadera mirada de preocupación. Pero JiMin no pudo darle consuelo, estaba pasmado. Fue mera suerte que no se le hubieran resbalado sus palillos de las manos.
Miró al diseñador mayor por un largo rato, casi sin parpadear. Después escribió una nota.
«No entiendo. ¿Por qué estás tomando clases de señas?»
—¿No es obvio? Para hablar contigo —YoonGi le dijo con una gran sonrisa donde las comisuras de sus labios rosas apuntaban al sol de mediodía. Se miraba tan inocente, como si no estuviera robando el corazón de JiMin en ese mismo instante.
JiMin no pudo hacer más que abrir los ojos, sintiendo que todo su estómago daba un vuelco. Le tomó un largo rato recuperarse de la sorpresa y otro para ordenar las palabras en su teléfono de forma coherente.
«¿Por qué? Es decir, sí, pero no es necesario. Nosotros podemos hablar así, en las notas de mi teléfono o en papel. En realidad, el lenguaje de señas no es tan importante para mí, casi nadie lo conoce y aprendí a escribir primero en Kanji.»
—A veces olvido que eres japonés —YoonGi le dijo sonando enternecido—. ¿Cuándo aprendiste a escribir?
«Creo que a los 8. Odiaba la escuela»
La sonrisa de YoonGi se esfumó al leer el mensaje. Él se veía como si acabara de perder la custodia de su preciado bebé perruno.
—¿Qué? ¿Y cómo hablabas con tu familia? —JiMin finalmente entendió por qué YoonGi parecía tan conmocionado y la preocupación que venía del mayor sólo consiguió que su corazón quisiera estallar en su pecho—. ¿Inventaste una forma de comunicarte?
«No realmente. Yo sólo sobreviví, supongo. Mis padres son unas personas ocupadas.»
Sus padres eran ceos importantes en Tokio, ellos apenas estuvieron en casa cuando JiMin era un niño que no podía decirle a su niñera por que se sentía triste sino podía hacer más que sonidos de cachorrito. Fue el cansancio lo que lo volvió un adolescente rebelde, luego un adulto que quería salir del país.
Su sueño siempre fue sobre marcharse de Japón, le tomó algo de tiempo aprender coreano y luego el lenguaje de signos coreano, pero después de un par de años lo consiguió. Desde entonces no charlaba mucho con sus padres.
«Por eso no tienes que aprender esto, es ridículo. He aprendido a adaptarme.»
En un mundo que no estaba creado para las personas con dificultades o diferencias al resto, JiMin aprendió a sobrevivir. Aprendió a coquetearle a los chicos sin hablar, aprendió a ignorar a los compañeros de su oficina cuando lo llamaban H.
—Eso es... Cruel. Sólo me estás dando más motivos para aprenderlo, lo sabes, ¿verdad? —YoonGi se acercó a él y le acomodó un mechón detrás de la oreja. Luego le dio una sonrisa tímida, demasiado orgulloso de su propio trabajo—. Por una vez en la vida quiero que tengas a alguien que se adaptó a ti.
JiMin atrapó la mano de YoonGi, temblando. Su cabeza era un verdadero desastre con sus pensamientos corriendo en un sólo sentido: La confesión. Era un momento que construyó con cado regalo de hojas dobladas.
No pudo hacerlo, sin embargo. Porque una oleada de pánico lo hizo tambalearse. YoonGi completó su divorcio sólo unos meses atrás, cuando supiera sobre sus verdaderos sentimientos no querría ser su amigo, no querría recibir sus figuras de papel.
En ese momento fue que JiMin lo notó. Su flechazo divertido por YoonGi se había convertido en algo sumamente serio.
Estaba arruinado.
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Origami [YM/JS]
FanfictionProcedimiento para un origami de romance casi adolescente: 1.-Consigue un inesperado flechazo. En un ambiente laboral de tu preferencia. 2.- Desdobla el torpe corazón de YoonGi. 3.- Une sus puntas con un comunicativo JiMin y mira el resultado. 📃Y...