Encuentros de papel

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El problema de dejar su hábito de fumar era que cada vez que YoonGi tenía el mínimo intento, su mano automáticamente encontraba el camino hacia la caja de cigarros en su bolsillo.

Durante sus años de matrimonio, fumar fue un pasatiempo que su esposa y él disfrutaban. Ambos encendían el cigarro del otro y hablaban de sus futuras actividades en la semana. Con el tiempo las charlas se apagaron y no quedo más que las cenizas como un recuerdo.

Ahora el humo le sabía tan amargo en la lengua, pero aún conservaba una pizca de confortable.

En su horario de descanso, YoonGi estaba por entrar a un cuarto de humo que la empresa destinaba para sus trabajadores cuando se encontró con un par de mujeres.

Sabía que eran viejas amigas de su exesposa.

Los tres compartieron una mirada incómoda que sólo se rompió cuando YoonGi se alejó. Estas situaciones se estaban volviendo comunes desde que firmó el divorcio y siempre eran incómodamente dolorosas. Era mucho mejor buscar otro espacio para fumar que soportar ese doloroso aire de tensión.

Detrás del edificio había un espacio asignado para fumadores, pero el diseñador mayor nunca lo ocupaba porque necesitaba llegar hasta al piso más bajo, lo que tomaba un montón de tiempo. Sin otra opción salió de la empresa.

Al mismo tiempo que encendía su cigarrillo se encontró con una pequeña sorpresa. JiMin estaba sentado con las rodillas levantadas en uno de los escalones cercanos mientras comía tranquilamente su almuerzo.

Algo sobre su posición hizo que YoonGi se sintiera inevitablemente atraído hacia él. Tal vez se debía a la calma que rodeaba al chico.

YoonGi se movió hasta la línea amarilla que tarazaba el límite de su espacio para fumar y después se aclaró la garganta. JiMin se sobresaltó por un segundo, aunque se recompuso rápidamente y su sorpresa terminó por convertirse en entusiasmo. Primero se limpió las migas de arroz en sus mejillas, después agitó la mano para saludarlo como si fueran amigos muy cercanos.

Antes de que el diseñador mayor pudiera decir algo, JiMin señaló el cigarro en su boca con una expresión interrogativa.

—Oh, no, no fumo demasiado. Lo hago de vez en cuando —le explicó rápidamente. Una suave sonrisa adornó los labios de JiMin y YoonGi se descubrió pensando que el chico tenía labios de muñeca Bratz—. Tú... ¿Estás tomando tu almuerzo?

JiMin felizmente le mostró la caja de madera desenvuelta de una tela amarilla con estampado de gatito. La demostración continuó en su almuerzo casero. Había onigiris, fruta perfectamente picada y un par de galletas de azúcar.

El entusiasmo en sus movimientos fue tan adorable que YoonGi sonrió.

Mirando los ojos de cachorro de JiMin, la voz de los compañeros de su nuevo departamento se reprodujo.

"Honestamente H es tan raro. Me pone nerviosa que siempre escuche, pero nunca tenga nada que decir."

—JiMin, ¿por qué las personas de tu departamento son molestas contigo? ­­­—preguntó, prestándole toda su atención.

La sonrisa del chico se tambaleó un poco, excepto que recuperó su fuerza velozmente. JiMin no habló, buscó en sus bolsillos y con un gemido decepcionado aceptó que no tenía lo que buscaba. YoonGi sólo lo observó en silencio, sin atreverse a interrumpir.

Entonces el diseñador más joven levantó sus manos y lentamente comenzó usar el lenguaje de señas.

Sus dedos se movieron delicadamente en el aire. Como un encantamiento que YoonGi no puedo evitar.

—Yo... Lo lamento, no sé lenguaje de señas.

JiMin no lo avergonzó por ser menos inteligente que él, en su lugar le ofreció una dulce sonrisa. Apuntó su boca y gesticuló, logrando hacer un suave sonido. Fue lo único que consiguió, un ruidito que estaba lejos de escucharse como una letra.

YoonGi lo comprendió y se sintió sumamente estúpido por notarlo tan tarde. Explicaba finalmente porque sus compañeros bromeaban sobre su condición de esa manera, explicaba porque JiMin nunca habló con él.

Salió de sus pensamientos al mirar como JiMin sacudía sus hombros, podría haberse tratado de una risa, pero el chico estaba cubriendo su boca con su mano. Fue evidente que se trataba de una toz silenciosa que fácilmente podría haber pasado desaparecida por el mundo. Para YoonGi no, sin embargo.

El cigarro que había encendido, pronto fue apagado en el cenicero.

—Mi culpa. ¿Estás mejor de esta forma?

Algo avergonzado, JiMin afirmó usando la cabeza y eso era todo lo que YoonGi necesitó para ignorar su necesidad de fumar. 

Origami [YM/JS]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora