Después de pasar por la peor relación de toda su vida, Nayeon jura nunca más volver a caer en las garras del amor. ¡Pero oh, sorpresa! Una preciosa alfa ha puesto sus ojos en ella y no habra ni viento ni mar que la pare, Mina es conocida por su pers...
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Cuatro meses.
Diecisiete semanas.
Ciento veintiun días.
Cuatro meses desde que Mina le pidió bajo la luz de la luna y sus acompañantes ser novias.
Nayeon detesta admitirlo (cuando esto no va con su fachada de chica ruda sin ser suave por absolutamente nadie) pero estos días, sin duda alguna han sido los mejores días de su vida.
Nayeon temía que conforme los granos de arena cayeran del reloj, la alfa comenzaría a separarse de ella, pero no, estaba brutalmente equivocada. Myuoi sigue siendo tan linda como ese primer día en que se conocieron con ella acorralada bajo los fuertes brazos de su novia, no, eso es mentira Myoui se ha vuelto más empalagosa que Sana con Momo.
Incluso ambas ya tienen su propia rutina.
Si están a tiempo, Mina se quedará y entonces platicara y pasará tiempo de calidad con Jessica y su hermano mientras espera que Nayeon termine de arreglarse, después, tendrían un alegre desayuno lleno de anécdotas entre los cuatro.
Pero, en cambio, si Nayeon había decidido posponer demasiadas veces su alarma (posiblemente debido a las llamadas nocturnas con la alfa donde solo se recuerdan lo mucho que se quieren con las palabras más cursis que la señora Im ha escuchado en toda su vida), Mina no podría quedarse, esperaría a su novia en el auto y cuando la misma se subiera iría a toda velocidad a una cafeteria cercana para pedir el café americano de Nayeon y su malteada de chocolate.
Cuando las clases acabarán si es que a Mina le tocaba entrenar, Im se quedaría en las gradas adelantando parte de su tarea mientras daba miradas “casuales” a la alfa (spoiler: Nayeon nunca había estado cerca de terminar alguna tarea pues sus ojos siempre se desviaban a su preciosa, sudada y musculosa novia) y la misma guiñando el ojo cuando sentia los ojos de la omega quemandole la espalda, y terminaría en la coreana sonrojada. Por otro lado, si Myoui no tenía entrenamiento irían directamente a casa de la mayor, la omega había descubierto que Mina era una alfa bastante hogareña.
Claro, en algunas ocasiones ambas saldrían pero la mayor parte de su tiempo juntas era jugando con su hermano menor, haciendo tarea (terminando siempre en una sesión de besos sumamente acalorada y en la señora Im interrumpiendolas), jugando juegos de mesa con sus amigas o en citas a escondidas.
Nayeon sonríe recordando aquella vez que Mina la convenció de salir en mitad de la noche para ir por una rebanada de pizza de cinco dólares. O aquella vez que la alfa abrazo por la espalda a su madre creyendo que era ella ante la poca luz que apenas se colaba por la ventana en la madrugada, cuando ella le llamó a Nayeon diciéndole que estaba abajo esperándola y fue Jessica a quien se encontró. Y si se habla de memorias, no puede faltar esa ocasión donde Mina fue regañada por su madre cuando la misma le encontró un paquete de cigarrillos que Sana y Mono habían dejado en el bolsillo de su chaqueta para molestarla.
