4

262 29 27
                                    

Chan no sentía la indiferencia que le había demostrado a Baekhyun. Dentro de él hervía una peligrosa rabia hacia Damián. Lo único que le había impedido darle a ese desgraciado la paliza que se merecía era el hecho de recordar que ahora era el comisario. Pero estaba seguro de que se la daría si alguna vez volvía a tocar a Baekhyun. Mientras Chan fuera el comisario, ningún hombre golpearía a un inocente y se quedaría impune.

Probablemente no debía haber golpeado a Damián más de una vez, y tal vez no debía haberlo golpeado en absoluto. Pero bueno, ya no había nada que hacer. Lo había golpeado y si Damián seguía provocándolo, le volvería a golpear. Chanyeol sabía que ésa no era la actitud correcta. Y eso lo irritaba. Él no estaba acostumbrado a tener restricciones. Su hermano gemelo Minho y él estaban acostumbrados a hacer justicia por sus propias manos y a hacerla cumplir con sus armas y sus puños. No iba a ser fácil cambiar de hábitos. En todo caso, ¿por qué demonios había aceptado ser comisario? Nadie pagaba doscientos cincuenta dólares al mes, a menos que fuera un trabajo que sólo aceptaría un tonto, o a menos que los tres últimos comisarios descansaran a dos metros bajo tierra en el desierto. Lo que debía hacer era marcharse de allí y dejar que esa gente se cuidara sola. Pero él no podía hacer eso y lo sabía. Era posible que no le gustara ese maldito empleo, era posible que deseara no haber puesto nunca un pie en Valle de los Arces, pero no podía marcharse hasta hacer lo que había prometido hacer: limpiar el pueblo de cuatreros. Entretanto, su trabajo también incluía mantener la paz, hacer cumplir la ley y proteger a los ciudadanos. Y Damián Byun era un ciudadano. Pero Baekhyun también lo era.

Chan no sabía qué debía hacer. Parecía un tipo bastante corriente, un poco lenguaraz y malhumorado, pero no más de lo que uno esperaría de un joven con un hijo, que se veía obligado a ganarse la vida lavando ropa ajena. Pero lo que parecía muy poco corriente y había permanecido presente en sus pensamientos era el Baekhyun que se enfrentó a Damián Byun con la determinación de un lince, Baekhyun que no emitió la más mínima queja de dolor cuando él le limpió las heridas. Era un doncel muy bonita y el solo conocía a tres. Ni siquiera los golpes y la sangre habían podido ocultar su belleza. Le recordaba a un joven que conoció una vez y que decía ser gitano. Baekhyun tenía la melena de cabello negro y grueso y los mismos ojos enormes de color café oscuro, combinados con una piel del color de la luz de la luna. Era particularmente delgado, probablemente debido a que le daba la mayor parte de la comida a su hijo, pero aun así irradiaba sensualidad. Tal vez debido a su manera sinuosa de moverse. Porque su comportamiento ciertamente no era muy seductor. Lo había mirado directamente a los ojos y lo había desafiado de frente.

Sin embargo, también parecía un poco asustado. No, tal vez inseguro. Incómodo. Chan no podía imaginar que Baekhyun Byun le tuviera miedo a alguien. Tal vez pudo haberlo sentido cuando era más joven, pero la gente era distinta de joven, luego uno cambia. Él era distinto cuando era más joven, pero Chan ya no se permitía pensar en eso. No creía que Baekhyun hubiese sido más bonito cuando era más joven. Era la clase de persona que se vuelve más atractiva en la edad madura; la clase de persona cuya belleza se beneficia de la ropa bien escogida y un entorno apropiado; la clase de persona que, cuando tuviera poco más de treinta, haría que los jovencitos parecieran superficiales e insignificantes. No es que a él le importara. No estaba interesado en nadie, ni jóvenes ni viejos. Las mujeres y donceles representaban ataduras, responsabilidades, restricciones, todas las cosas que Chan quería evitar.

No es que no le gustaran, es que ellos siempre estaban exigiendo, esperando, deseando, necesitando algo. Nunca estaban satisfechos. Siempre estaban buscando algo que él no tenía. No es que él no quisiera dárselo. Sencillamente, no lo tenía. Chanyeol Choi no era más que un cascarón. Chan se preguntó si Baekhyun no sería igual que él.

—Éste es un buen lugar para soltarme. Desde el pueblo no se alcanza a ver este estero —explicó Damián, cuando Chan se quedó mirándolo.

—Usted va para la cárcel —dijo Chan.

Baekhyun (Libro 4 - serie 7 novios)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora