16

144 20 2
                                    

Baekhyun subió las escaleras de la casa Norton. Iba temblando de nervios y estaba asustado. Esa visita le provocaba un montón de sentimientos encontrados, hasta el punto de que no sabía qué pensar.

La llegada de Chanyeol Choi a Valle de los Arces lo había hecho darse cuenta de que estaba cansado de estar solo, de ser un recluso, de no reírse nunca ni tener amigos, de que nunca lo invitaran a ninguna reunión. De pronto, ya no quería enfrentarse al mundo solo. No creía que tuviera nada en común con los Norton, pero tenía la intención de aceptar la amistad que le ofrecía Miranda Trescott.

Levantó la mano y dio un golpecito en la puerta.

Al ver sus manos rojas, ásperas y resecas resurgió en el el sentimiento de inferioridad que le acompañaba desde hacía años. Escondió las manos en los bolsillos de su saco, pero eso sólo lo hizo cobrar conciencia del miserable estado de su ropa. El traje era viejo, el lo había confeccionado la primera semana de su matrimonio, cuando Taewoo estaba lo suficientemente contento como para darle un poco de dinero. Ya no le quedaba muy bien. Ahora tenía el cuerpo más formado.

Miranda abrió la puerta.

—Tenía miedo de que no viniera.

Baekhyun sonrió a pesar de la tensión que hacía que su cara pareciera una máscara rígida.

—Estuve tentado de no venir —admitió, al tiempo que entraba a la casa.

—Adelante. Tía Ruth bajará en un minuto.

Los Norton eran los dueños de la casa de dos pisos más grande que había en Valle de los Arces. Y, por lo que Baekhyun podía ver, también debía de ser la más elegante. Las paredes estaban pintadas con colores claros y cubiertas de cuadros; había cortinas en todas las ventanas. Las habitaciones estaban llenas de muebles tapizados y múltiples alfombras cubrían la mayor parte del suelo de madera. La mesa estaba puesta con una vajilla azul y una tetera pintada a mano. Baekhyun se sintió totalmente fuera de lugar. Pero al mismo tiempo que se sentía pequeño e insignificante y deseaba fervientemente escaparse de nuevo a su cañón y no volver a salir de allí nunca, recordó las palabras de Chan: «Usted ha trabajado durante todos estos años para mantenerse sin la ayuda de nadie. Debe sentirse muy orgulloso de eso». Debía intentarlo. No podía tener tan poca fe en sí mismo cuando Chan tenía tanta fe en el.

—¿Puedo ofrecerle una taza de té? —preguntó Miranda.

—Por favor.

—¿Con azúcar y crema?

Baekhyun asintió con la cabeza. No sabía si le iba a gustar. La gente que el conocía sólo tomaba café. Pero eso de ponerle azúcar y crema al té sonaba maravillosamente exquisito y elegante. En ese momento apareció la señora Norton con un plato de emparedados, que puso frente a Baekhyun.

—Los voy a dejar cerca de usted para no tener la tentación de comer muchos — dijo con una sonrisa ligeramente forzada, al tiempo que se sentaba al otro lado del salón—. Usted es muy delgado. Yo no.

Baelhyun tomó uno de los emparedados y le dio un mordisco. Eran de pollo. En una tierra donde la carne de res era prácticamente la única que se conseguía, era una delicia probar esta carne tan ligera y aliñada. El té estaba caliente, dulce y exquisito debido a la crema. Pero para Baekhyun lo mejor de la comida era que no había tenido que prepararla el mismo. Apenas podía recordar la sensación de comerse algo que el no hubiese preparado. La conversación avanzó tranquilamente. La llegada de Hyuna Kim fue una bendición y poco a poco Baekhyun se fue sintiendo más cómodo.

—Me alegra que el comisario haya estado cuidando de ti —dijo Hyuna—. Ya era hora de que alguien lo hiciera.

El efecto que tuvieron esas palabras en la reunión fue similar al que habría tenido el hecho de que alguien soltara una serpiente cascabel en medio del salón. Ruth Norton se quedó mirando fijamente a Hyuna Kim. Miranda se quedó mirando a Baekhyun. Baekhyun se quedó con la mirada fija en el emparedado que tenía en la mano. Y Hyuna Kim miró a todo el mundo y sonrió con satisfacción.

Baekhyun (Libro 4 - serie 7 novios)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora