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La UA es una escuela que se especializa en brindar el apoyo necesario a sus estudiantes para que puedan desarrollar al máximo sus habilidades. Por lo mismo, el examen de ingreso es diferente, lo que logra que alumnos y alumnas con variados sueños e intereses estén dentro de la institución.

Kirishima siempre quiso pertenecer allí. Por supuesto, su ídolo, el gran Crimson Riot, había sido parte de esa prestigiosa institución. Por lo que, cuando logró entrar, sintió que su sueño de ser jugador de fútbol americano profesional se estaba cumpliendo poco a poco.

El problema real es que sus calificaciones no son destacables. No es un mal estudiante, en la mayoría de las asignaturas tiene un rendimiento normal, a excepción de ciencias. Ahí se mezcla física, química y biología. Y cielos, física es su mayor pesadilla —incluso más que matemáticas— y en química solo logra entender la parte teórica.

Una tarde, el profesor de dicha asignatura lo llama para conversar. Cuando entra al aula en que fue citado, se encuentra con la sorpresa de que el hombre no solo lo llamó a él, sino que también a otro alumno, un rubio con expresión furiosa que logra reconocer después de unos segundos observándolo: es Bakugou, uno de los mejores estudiantes en el área de ciencias de toda la escuela. 

El chico cuenta con un humor difícil, lo sabe a pesar de que jamás ha interactuado con él directamente. Sin embargo, se enteró de que hace unos días tuvo una pelea con otro estudiante. Algunos dicen que llegaron incluso a los golpes. Nadie sabe realmente qué pasó y Kirishima tampoco quiso averiguar más, después de todo, no es correcto que se entrometa. No es un chismoso.

—Kirishima, adelante. —el adulto le dice—. Toma asiento.

Asintiendo, se acomoda a un banco de distancia de Bakugou.

—El consejero me comentó que estás en la mira de varias universidades —comienza, mirándolo con seriedad—. Sin embargo, tu promedio general está bajando por mi asignatura. Así que vimos como opción viable ponerte un tutor...

Entonces, la mente de Kirishima conecta todo.

—Y Bakugou Katsuki es uno de los mejores estudiantes que tenemos —continúa—. Si estás de acuerdo, ordenaremos sus horarios para que puedan coincidir y tener mayor libertad para realizar las tutorías. Esto sería apenas comience el segundo semestre.

—Sí, por supuesto —dice, apenas asimilando las palabras—. Es grandioso. Gracias por la ayuda.

El profesor asiente, diciendo las últimas palabras antes de dejar que ambos chicos se marchen. Bakugou lo hace primero, sin haber dicho una palabra sobre lo que acaba de suceder.

—Ey, ¡Bakugou! —lo llama, intentando ser lo más amable posible.

El nombrado, sin embargo, ni siquiera se da vuelta para mirarlo.

Kirishima puede ser un poco distraído, pero no es tonto, por lo que entiende que todo esto es parte del castigo que le pusieron al rubio por pelearse con otro estudiante. Y bueno, no es como si pudiese hacer mucho para ayudarlo, solo debe intentar llevarse bien con él para que las clases no sean algo incómodo.

—Hombre, debemos hacer esto juntos. Está bien si no quieres hablar, pero tendremos que hacerlo y-

Bakugou se da media vuelta en sus talones, furioso. Entonces, Kirishima no hace más que observarlo con mayor detenimiento.

Es injustamente guapo y puede notar a simple vista que tiene una buena condición física. Sus brazos y torso, a pesar de que están cubiertos por una camiseta, reflejan que realiza al menos una actividad deportiva con constancia. Ahora que lo recuerda, cree haber escuchado que practica artes marciales mixtas... ¿o quizás natación? No está seguro de ello.

—No estoy aquí para hacer vida social, cabello de mierda —gruñe.

—¡Hombre, mi cabello no es muy diferente al tuyo! —dice, medio ofendido—. Digo, ambos son súper puntiagudos.

Pero Bakugou bufa, dispuesto a darse media vuelta y seguir su camino.

—Espera, espera —el pelirrojo lo detiene, otra vez—. Creo que sería bueno que me dieras tu número. Prometo que no te hablaré hasta el próximo semestre.

El otro parece pensarlo por unos momentos. Solo se queda ahí, mirado a otro lugar, sin cambiar su expresión tan enojada.

—Como sea, saca tu móvil —le dice finalmente.

Y Kirishima lo hace con rapidez, agregando un nuevo contacto en su agenda. Bakugou le dicta su número.

—Genial, ¡nos vemos, Bakugou!

Sin embargo, su despedida no tiene respuesta y suspira, pensando que esto podría ser más difícil de lo que pensó que sería...

Incluso antes de dormir, no deja de pensar en cómo podría llevarse mejor ese malhumorado chico.

Entre Clichés | KiriBaku, AU.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora