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—Joder, ya nos vio...

Bakugou comienza a caminar y Kirishima lo sigue un paso detrás, cauteloso. No sabe por qué la presencia de la mujer le ha causado tanto desagrado al rubio, pero cree que debe haber alguna explicación. Quizás es de esas madres que aman poner en vergüenza a sus hijos...

Ella está utilizando una blusa blanca con un ligero escote y unos pantalones de tiro alto, los cuales le hacen ver bastante elegante.

—¡Trajiste a un amigo!

—No exageres.

—¿Cómo te llamas, chico? —se dirige a Kirishima, sonriendo.

—Kirishima Eijirou, señora.

—Ah, no me digas señora, Kirishima. Yo soy Mitsuki, puedes llamarme así.

El pelirrojo pasa una mano por su nuca. La verdad, no está acostumbrado a llamar por su nombre a los adultos.

—Lo intentaré...

—¡Qué no te dé vergüenza!

Mientras Mitsuki dice esas palabras, se acerca a su hijo de forma poco sutil hacia ella y le pone la mano sobre la frente. Bakugou gruñe, pero no se mueve.

—¿Por qué no nos dijiste que estabas enfermo, mocoso? ¡Te habríamos ido a buscar en carro!

—Cállate.

—No seas tan testarudo, Katsuki. —Ella se cruza de brazos y vuelve a dirigirse a Kirishima—. Gracias por cuidarlo, chico. Vamos, adentro.

El rubio gruñe una vez más y los tres caminan hacia la casa. Es bonita y espaciosa. Se ve que el chico proviene de una familia adinerada. El pelirrojo niega con la cabeza sutilmente, alejando esos pensamientos de su cabeza y comienza a enfocarse en lo que está sucediendo.

—Tomen asiento —la mujer dice, dejando el pequeño paquete que recibió sobre la mesa—. ¿Qué traes en esa bolsa, Katsuki?

El recién nombrado le entrega la bolsa y ella la revisa.

—Bien, te haré sopa de pollo.

—Solo ve a esa estúpida reunión, puedo hacerla solo.

—No, la haré yo. —La mujer camina hasta la cocina y sigue hablando—. Es una lástima que no puedas ir. Te conseguí un traje bastante caro.

Bakugou no responde ante eso. Poco después, se escuchan unos pasos desde la escalera. Un hombre de lentes aparece vestido con un traje elegante y mira a ambos adolescentes con confusión. Kirishima se levanta y saluda.

—Buenas tardes. Soy Kirishima Eijirou, amigo de la escuela de Bakugou.

—Yo Bakugou Masaru, el padre de este muchacho. Un gusto conocerte, Kirishima. —Le entrega una sonrisa cordial, y luego se dirige al rubio—. Puedo adivinar, ¿este es el chico de tu castigo?

Los ojos de Katsuki se expanden y niega con la cabeza, en una clara expresión de "maldita sea, no digas nada".

—¿Les habló de mí? —el pelirrojo pregunta, sonriente.

—Por supuesto. —El padre asiente.

—Cállense —el rubio gruñe—. Hacen que me duela la cabeza.

—Oh, ¡pero eso es porque estás enfermo! —Eijirou comenta.

Luego de un rato charlando, Mitsuki vuelve a aparecer en la sala.

—Entonces, nos quedaremos a cuidarte —Masaru comenta—. No podemos dejarte solo.

—Vayan a esa estúpida reunión. No me estoy muriendo.

—Si te dejamos solos, podrías-

—¡Yo puedo cuidarlo! —Kirishima comenta.

—Oh, ¿lo harías, Kirishima?

—Sí, por supues-

—Él no lo hará —Bakugou dice, de inmediato—. No.

—¿Eh? ¿Por qué no?

—¡Puedo cuidarme solo!

—Si no dejas que Kirishima te cuide, entonces nos quedaremos los tres a la vez —Mitsuki se cruza de brazos, con una sonrisa malvada y luego se dirige al pelirrojo—. ¿Te gustan los juegos de mesa, cariño?

—¡Me encantan!

Bakugou golpea su frente con su mano abierta y suspira.

—Los odio —gruñe el rubio y, luego de unos segundos, suspira—. Que se quede Kirishima.

El pelirrojo sonríe.

—Está bien, entonces nosotros iremos a la reunión —el padre comenta, levantándose del sofá.

No mucho tiempo después, los padres alistan las últimas cosas para salir de casa. Mitsuki deja la sopa lista, mientras le indica al pelirrojo donde se encuentran los medicamentos. También le da su número del móvil por si Bakugou empeora, sin embargo, ninguno cree que eso suceda, pues no se ve demasiado decaído.

Entonces, se quedan solos en esa gran casa.

Entre Clichés | KiriBaku, AU.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora