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Bakugou conoce a Kirishima. Por supuesto, ¿quién no conocería a ese idiota? Se habla de él en cada rincón de la UA. Tiene miles de amigos y todos lo admiran por su personalidad y su gran talento en el fútbol americano.

Al comienzo, cuando ese chico comenzó a ganar popularidad, solo pensó que se trataba de un imbécil cuyo propósito era agradarle a todo el mundo. Porque eso demostraba... Sin embargo, no siempre es así. Más de alguna vez se metió en algún conflicto por defender a sus amigos y por ser consecuente con sus ideales.

No es un completo idiota.

Solo es un idiota. Así, simple.

El primer contacto con él fue en primer año. Había calculado mal sus horarios —cosa que nunca le pasa— y se quedó más tiempo entrenando con el equipo de natación, por lo que, cuando se percató de ello, tuvo que ir en busca de sus libros para la clase de química y se dirigió al aula correspondiente tan rápido como pudo. Él es estricto con sus horarios, pero el mal dormir al que se enfrentó esas semanas lo tuvieron un poco aturdido y lento.

Entonces, mientras avanzaba por los pasillos con esos enormes libros, chocó con alguien.

Ese alguien fue Kirishima Eijirou, quien, al ver lo que provocó, se agachó junto a él a recoger los libros y se los entregó. Recuerda que sus dedos se tocaron por cortos segundos y que sus ojos se encontraron. El pelirrojo le sonrió con amabilidad genuina y, luego de darle una pequeña disculpa, le dijo:

—¡Ten un buen día!

Y en vez de responder, Bakugou solo gruñó, sin saber el porqué de sus ganas de golpearle esa estúpida sonrisa y correr como si no hubiese un mañana.

Ese sentimiento no ha cambiado en lo absoluto. Incluso ahora, cuando Kirishima se muerde el labio mientras relee los apuntes para responder la pregunta que acaba de realizarle hace un minuto. 

—Oh, ¡eso lo sé! Cuando eso pasa, entonces significa que el proceso se encuentra en equilibrio.

Es la quinta vez que responde correctamente y Bakugou solo asiente. No es muy difícil enseñarle, aprende rápido y es atento. Piensa que, en realidad, son las clases del profesor que desmotivan a Kirishima y no la asignatura en sí misma.

Enseñarle la parte práctica es algo más complicado.

—Tienes una forma muy masculina de enseñar —el pelirrojo comenta de pronto—. ¡Eres genial!

Bakugou no puede admitir que eso lo tomó de imprevisto. Frunce el ceño.

—Concéntrate, idiota —gruñe.

—¡Está bien! —sonríe—. No es tan complicado cuando me enseñas tú.

Es extraño.

Kirishima es extraño.

Entre Clichés | KiriBaku, AU.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora