Un trocito de mi

No sueltes ese arcoiris

De pequeña siempre me decían que me merecía todo lo que tenía, que iba a ser una niña buena.
Recuerdo cada palabra de esa voz que me idealizaba, era una melodía que hoy en día está distorsionada por una señal antigua, por una mirada de niña que no entendía el sentido de la vida, por una personita inocente que no sabía lo que tenía enfrente.
Ahora, si tuviera que decirle algo a aquella alma inconsciente, le pediría que no se enfadara por no tener juguetes en reyes, que tiene todo lo que uno quiere, que disfrute de cada momento porque los objetos no te hacen sentir cosas por dentro.
Que diga todo lo que siente porque el tiempo no le dejará arrepentirse, que no se quede con las ganas de dirigirse a esa mirada impaciente.
Que nunca reprima el sentimiento de llorar, todos necesitamos escapar de nuestra imaginación irreal y qué mejor que hacerlo de una manera natural.
Disfrutá del camino que te está dando la vida, muy pocos tienen a la familia entera y apoyando cualquier decisión que esa cabecita quiera.
Sigue viviendo en ese mundo de arcoíris y no entres en esa bola que te obliga a pensar en la cruda realidad, no dejes de hacer lo que te gusta por comentarios de la gente que no saben lo que es vivir dentro de tu mente y valora cada detalle bonito que te proporcionan las personas que te quieren.
Después de llenar esa mochila que empezó vacía, me doy cuenta de que no tenían razón, no merecía todo lo que tenía, ya que a pesar de tener la mochila hasta arriba me sentía vacía, me debí quedar en esa edad donde lo peor que podía pasar era hacerme una herida en la rodilla.

- Y entonces aprendí que el universo es más pequeño de lo que creí y que esa niña no necesitaba mis consejos, la vida ya la había puesto en su lugar y entendió todo lo que un día le intenté enseñar.