Un trocito de mi

Tú mejor enemiga

Muchos te temen y a la vez no te entienden.
Siempre apareces cuando nadie te quiere, sin una sola llamada, apareces de la nada.
Teniendo una razón que nadie sabe ver, nadie sabe el porqué, pero tú sigues apareciendo, en el momento menos esperado, en el que menos se lo merece, en el que menos quiere, en el que luchar por combatirte, en el que quiere evadirte.
Eres como un pincel con la tinta transparente, como el sabor amargo que causa aquella verdad difícil de recordar.
Como un niño sin poder disfrutar de su niñez, como aquel amanecer tapado por unas gafas de ver.
Como aquella enfermedad imposible de curar, que te llevas sin mirar.
Y a la vez eres la nada, el respiro para algunos, la llegada al paraíso para otros, sufrimiento para los que no comprendemos por qué tenemos que pasar por ti, para los que no comprendemos por qué se tienen que ir.
Y tú sigues ahí sin darme ninguna respuesta, porque tienes que existir.
Llevándote a los más débiles y a los más fuertes a la vez.
A los que se quieren seguir levantando, a los que no quieren estar contigo, quieren seguir luchando, los que quieren seguir sufriendo, sufriendo con tu presencia ausente, los que no sabemos para qué estamos aquí, pero seguimos y seguimos sin pensar en ti.
Esperando una respuesta que seguramente tardará en llegar, no dejaremos de luchar hasta poder responder tu presencia en nuestro hogar.
Y cuando menos me lo esperaba deje de contar, te volviste en aquel alivio que nunca creí presenciar, en una buena amiga, que me acompañaría hasta mi final.

- Una luz blanca vi dándome una respuesta a todo aquello que viví.