Cada palabra

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Solo era una simple niña que ponía sus manos en el teclado y hacía magia improvisada, magia que salía de esa mente que no sé sabía expresarse, que se pensaba que no podía comunicarse.
Pero delante de esa pantalla todo era diferente, le salían las palabras necesarias y movía los dedos al compás de sus latidos, escuchaba cada parte de su alma que plasmaba en cada palabra. Dejaba llevarse soltando todos los sentimientos que no sabía expresar cuando le lanzaban contraargumentos, por miedo de no tener suficientes elementos para defender sus pensamientos.
Como aquel compás que hace un círculo perfecto, como aquel rotulador que tiene tinta infinita que te ayuda a llenar ese dibujo inmenso, como aquel columpio que te llevaba hasta lo más alto, dejándote ver los nidos de los pájaros. Como esos macarrones de tu abuelo que comías al salir de la escuela.
En definitiva, le salían las palabras sin pensar, siendo totalmente ella.
En cambio, cuando hablaba con otro ser humano se le ponía un nudo en la garganta y no salía ninguna palabra. Era como cuando quieres ser el primero en algo y acabas siendo el segundo, dejándote un regusto raro al recordarlo, como cuando miras al espejo durante mucho tiempo hasta que confundes esa imagen con otro reflejo, como despertarte para ver el amanecer y que las nubes tapen la grandeza del Sol que querías ver.
No entendía por qué cuando escribía se sabía expresar y todo el mundo sabía representar sus sensaciones detrás de cada escrito, sin embargo, cuando hablaba no sabía ni qué quería decir y le faltaba una estructura coherente para dar a conocer lo que quería explicar, dejándole trabada en cada palabra.
Dejándola al final sin poderlo representar como ella se había imaginado, como ella lo había preparado.
No entendía por qué esas miradas le causaban un efecto que no le dejaban pensar en sus pensamientos, se quedaba embobada en las caras y no le salían las palabras. Debe ser que percibía más que los demás, sentía cada movimiento como si la fueran a atacar, la desconcentraba en lo que quería expresar.

- Porque sentir cada palabra, notar cada latido te hace una persona diferente, pero también hace complicada la comunicación entre tu especie.

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