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La alarma comenzó a sonar tal como todos los días lunes al sol alzar, poco a poco, sus rayos por la ciudad. Los felices ojos marrones de Gon se abrieron de golpe obedeciendo el sonar. Apagó rápidamente el reloj para posicionarse encima de su pareja, que al sentir el peso, lo miró con aburrimiento.

—¿Nunca se te ha ocurrido despertarme de otra forma?— Bostezó estirando sus brazos, después sintiendo sus mejillas siendo aplastadas con fuerza y su nariz rozando con la del mayor.

—Me gusta esta.— Sacó la lengua jugando, permaneciendo en silencio unos segundos por la batalla de miradas que terminó al comenzar a reír. —¡Buenos días, Killua!— Pasó sus pulgares por los pómulos del albino, acariciando gentilmente causando que el más alto cerrara sus ojos al dejarse llevar por el tacto. —Hey, no vuelvas a dormir.— Sintió unos brazos apresarlo.

—No, solo estoy disfrutando un poco mi vida de casado. ¿Qué no puedes ser un esposo que me deje hacer eso?— Y en respuesta, el moreno simplemente comenzó a depositar pequeños besos por su rostro. —Que obediente, así me gusta.— Le dio una pequeña nalgada causando un leve sonrojo y ceño fruncido en el Freecss, el Zoldyck solo lo contrarrestó con una sonrisa felina. —Sigue.— Bostezó.

—¡Tú...!— Pero antes de que pudiera decir algo más, el estruendo de la puerta llamó su atención.

—¡Es tarde!— Gritó el pequeño Konta ya con el uniforme puesto. Inmediatamente el cuerpo de Gon fue lanzado al otro lado de la cama. El albino sacó el celular de su pijama, revisando la hora. "¿Cómo?" Y ahí fue cuando se dio cuenta, habían salido el domingo y seguramente su pareja había olvidado cambiar la hora de la alarma para el lunes. —¡No voy a llegar a la escuela!— El niño mostraba su mochila de gato con preocupación.

—¡Aún hay tiempo!— Corrió a la cocina para preparar un ligero desayuno y algo que ambos morenos pudieran llevar para comer después, el niño lo siguió.

El de cabello en puntas, ignorado por la rutina, se levantó con pesar. "Yo también quería disfrutar mi vida de casado." Tomó la toalla para entrar a bañarse, antes de cerrar la puerta del baño un fuerte grito lo hizo reír.

—¡Se acabaron las galletas! ¡Moriré de hambre!— No es como si su hijo comiera mucha azúcar o comida chatarra, así que, el que se pusiera así por su galleta diaria, era algo tierno. "Bueno, queda disfrutar de la vida en familia." Con ese pensamiento cerró la puerta. —¡Tampoco hay choco robots! ¡Esto es una gran y absoluta mi... Basura!— Gritó el albino. Misterio resuelto, ya sabía de donde su hijo exageraba algunas situaciones.

Y lo que debió hacerse con calma fue reemplazado con velocidad en esa mañana, así fue como al final se encontraron dos morenos en la puerta siendo despedidos por un albino.

—No te preocupes Killua, pasaré por las compras antes de volver a casa.— Éste asintió para besar las mejillas de los Freecss.

—¡Adiós papi!— Recibió otro beso en su mejilla antes de escuchar un susurro en su oído. "—Si cierras los ojos diez segundos verás un truco de magia al abrirlos.—" Con entusiasmo el niño hizo lo dicho. Bueno, a Killua le parecía razonable jugar un poco con la inocencia de su hijo si así podía besar a Gon en los labios. Pasado el tiempo los adultos hicieron como si nada y los tiernos ojos azules volvieron a ver alrededor. —No... No hay nada nuevo.— Hizo un puchero y los mayores rieron.

—Algún día funcionará.— Gon lo tomó para ponerlo sobre sus hombros y comenzar a correr sin mirar atrás. Con el pasar de los metros el niño permaneció en silencio, sin decir una palabra, eso se le hacía un poco raro a Gon. "¿Lo decepcionamos demasiado con lo del truco?" —¿Pasa algo?— El de ojos azules asintió.

Daddy IssuesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora