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El olor a medicamentos perforando sus fosas nasales, sus oídos intentando captar todo lo que aquella voz dictaba. "—Usted entiende que puede interrumpir el embarazo cuando desee, ¿verdad?—" Un viejo médico hablaba como un abuelo consolando a su nieto después de una travesura. 

El chico con cabello en puntas asintió a la par de estar palpando el papel en su mano con su resultado positivo recién dado. "—También que esta noticia puede no salir de aquí, ¿no es así?—" Los ojos marrones del joven dejaron de ver su propio estómago para pedir una explicación con la mirada. El profesional de la salud entendió al instante. "—A veces vienen aquí personas en su condición que deciden guardar silencio con la pareja o familia. No sé si es así, ni quiero asumir algo más de lo que ya hice, pero si ese es su caso, mi compromiso como profesional es guardar el secreto junto con usted. No debe preocuparse.—" Sonrió protectoramente.

"—¿Asumir? ¿Qué asumió? No entendí.—" El viejo juntó sus manos para decir con calma.

"—Pues... Usted no se ve feliz del todo con la noticia. Además, aún es joven, supongo que esto no es planeado.—" 

El Freecss ciertamente no estaba feliz, aunque tampoco enojado, solo... ¿Pensativo? ¿Serio? ¿Indeciso? Al final estaba en un estado donde el aviso de que esperaba un bebé no caía ni mal ni bien. Solo era una noticia más.

—Tiene razón en eso...— Alzó los hombros restando importancia. 

Salió del consultorio con una sonrisa agradeciendo los consejos, y con fingida calma en su rostro aún bien representado; mientras su simple mente se encontraba en una lucha, por fin pensando en el repentino cambio que tenía su vida a causa de unas copas y una celebración.

Su caminar en la calle fue tranquilo. No quería llegar a su casa aún si no obtenía una respuesta de su enmarañado cerebro de ese momento.

Su vida iba bien, estable y feliz. Una vida algo simple para un hombre simple como él. 

Con un lindo esposo que preparaba la cena, el desayuno, y con el que luego salía a divertirse; con buenos amigos con los que al menos una vez al mes iba a beber; con una hermosa madre que veía de vez en cuando, pero con la que nunca perdía la comunicación. No le faltaba nada realmente, no sentía ningún hueco ni un deseo. Bueno, tal vez sí los tenía, pero la palabra bebé nunca figuró en ellos.

Quería volver a cuidar a los cocodrilos, ir de nuevo a ese festival musical al que asistió junto con el Zoldyck en una de sus exposiciones, regresar a comer en ese raro restaurante picante.

¡Tal vez usar el paracaídas!

¿Bebé? ¿Cuándo esa palabra se involucró? ¿Papá? Podría parecer que su decisión era fácil, pero el problema es que esas palabras tampoco sonaban mal. No era algo que por su sencilla mención le causaran negación.

Antes de hacer cualquier cosa necesitaba considerar un poco.

Su celular vibró sacándolo de sus pensamientos. Era un mensaje de su pareja que le anunciaba que había hecho su famoso espagueti con albóndigas para aquella cena. Sonrió y volvió a guardar el dispositivo. "Debo regresar pronto... Y quiero que todo siga igual."

No tuvo pensar demasiado al final. No tendría al bebé. 

Con eso otro problema apareció, uno un poco más difícil.

¿Le contaría al Zoldyck sobre su visita al médico? ¿Le diría que tenía que abortar en unas semanas?

Su mente volvió a nadar continuando con sus pasos hasta que una pelota y un perro irrumpieron su andar. El can tomó su juguete y corrió lejos siendo seguido con la mirada por el moreno, ahí se dio cuenta de que se encontraba a lado de un parque. 

Daddy IssuesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora