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El olor a alcohol siempre le había parecido particularmente desagradable. —¡Killua!— Y más cuando éste era barato. —¡Te extrañé!— Un aroma pútrido, amargo y penetrante. —Te dije que iba a llegar, ji.— Por eso, el notar al mayor empapado de este olor, su rabia solo aumentaban ante la situación que estaba pasando. No podía ver nada más, ni en el rostro cansado y con un pequeño golpe en la mejilla de su pareja o su ropa sucia, solo percibía lo que su nariz le permitía.

Afuera de la linda y acogedora residencia Freecss, un moreno se aferraba en un abrazo a un alto albino. Killua era su lugar seguro, se alegraba de estar ahí de nuevo después de sentir como cosas que creyó olvidadas volvían a él. 

Hacía unos momentos que había bajado de un taxi a tropezones y risas, risas que él mismo se provocaba pensando en situaciones que no lo hicieran sentir peor.

—Gon, guarda silencio para entrar a la casa.— Intentó cargarlo pero repentinamente su pareja se alejó.

—¿Y mi niño? ¿Dónde está Konta?— Comenzó a buscarlo alrededor del Zoldyck. Sentía la necesidad de tener al de cabello negro y esponjoso entre sus brazos. —Ven bebé, bebé, bebé.— Alargó la última e al llamarlo como si de un cachorrito se tratase. —Killua, no veo a nuestro hijo.— La cara del albino seguía encendida con una mirada opaca que el otro aún no percibía. El puño de Killua se apretó, quería decirle lo que pensaba, sin embargo no podía gritarle. ¿De qué serviría? solo alertaría a su pequeño y no podía soportar la idea de que éste observara al mayor así, no importaba que tanto coraje desahogaba mordiendo su lengua, tenía que encubrir a su esposo si eso significaba que Konta seguiría con la normalidad que le crearon.

—Él está dormido, Gon. Por eso guarda silencio y entremos a la casa.— Atrapó al otro y lo cargó, el moreno sonrió y puso un dedo sobre sus labios mostrando que estaba de acuerdo. Killua siempre fue su mejor amigo y en quien podía confiar, no quería decepcionarlo. Los ojos de Gon brillaron mientras veía desde abajo la cabeza de su pareja y se acomodaba en su pecho, escuchando el corazón del menor a un ritmo que no entendía pero apreciaba por la cercanía.

Una vez dentro de la casa, el Zoldyck se puso alerta de cualquier movimiento o sonido, sabía que Konta era inteligente y no dudaba que era capaz de desobedecer con tal de conseguir ver al Freecss que descansaba en sus brazos. Al sentir que todo estaba despejado, corrió escaleras arriba procurando no caerse y llegar lo más rápido posible a su habitación, cerrando la puerta tras de sí y colocando seguro por si el niño intentaba entrar en lo que restaba de la noche —Te extrañé.— Volvió a repetir el mayor al sentir como su cuerpo era bajado. Killua no respondió, le dio la espalda para ir y abrir las cobijas de la cama matrimonial.

—Acuéstate y duerme.— Señaló, el otro asintió alegremente y corrió a su lugar ansiando el calor a su lado y poder refugiarse en el cuerpo más grande. Cerró sus ojos esperando la intromisión del otro, después de un minuto notó que esto no sucedió, volviendo a mirar a su alrededor se irguió. El menor se había sentado a la orilla de la cama, mirando al suelo con las manos sujetas entre ellas fuertemente.

—Killua, vente a dormir.— Intentó jalarlo pero se resistió. —Killua, ¡Killua!— Gritó de la nada a causa de su necesidad no satisfecha.

—No hagas eso. Tú duerme, yo no puedo hacerlo.— Dijo la verdad a medias sin dejar su posición. El mayor meció su cabeza para levantarse y quedar frente al albino que no elevó su mirada hacia él. Gon no quería eso, ¿por qué el menor actuaba así? no comprendía, tenía que hacer algo para que lo amara otra vez.

Volvió a agitar su cabeza, recordó a sus ex parejas, siempre que hacía algo mal le pedían contacto como compensación o intentaban tenerlo. Nunca dejó a todas esas personas acercarse, pero era Killua. "No te dejan si haces esto." Y así, sin previo aviso, tocó la entrepierna del menor que se levantó de un salto, irritado. —¡¿Qué putas te pasa?!— Ahí fue donde por fin notó la cara roja de rabia de su esposo, un escalofrío lo recorrió. No quería esa reacción.

Daddy IssuesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora