Shizun, él te contará una historia.

190 39 6
                                    

Luo Binghe levantó su mirada fríamente hacia su corte. El palacio HuanHua estaba en silencio absoluto.

La tenue oscuridad lo volvía un lugar más lúgubre de lo común. Sin más preámbulo, se levantó y alzó su mirada.

Sha Hualing se apresuró a sacar su voz.

—El reporte final de los demonios del sur fue gratificante, mi señor. Esta noche se alinearán frente al lugar acordado. Solo es cuestión de tiempo.

—Pronto, cuando el otoño cubra la tierra y las hojas crujan, abriré el portal y atacaremos.

—Xi Mo ha sido sellada hace tiempo, si esta Sha puede preguntar, ¿Qué es lo que hará mi señor para abrir el portal?
Luo Binghe bajó sus pestañas.
—Grandes responsabilidades conllevan grandes riesgos. Si ese bastardo pone un pie aquí, la matriz se activará.

Su cabeza palpitaba dolorosamente, volvió a sentarse en su lugar y escuchó los reportes menores del mundo demoníaco.

Aún para un demonio, su salud no estaba en buenas condiciones y solía quedarse noches en vela, ya sea viendo los reportes y comandando al ejército o velando junto al cuerpo de su esposo. Estaba empezando a cabecear por el mal sueño cuando un aroma familiar hizo que su pecho ardiera de dolor.

—Binghe.

El joven levantó su cabeza de inmediato. Con el rostro lleno de estupor, se levantó de sobresalto de su trono.

—Es Shizun...

Sus manos, que temblaban incontrolablemente, intentaron tocar de las túnicas. Él lo abrazó.

—Shizun, Shizun... —llamó aturdido. —Shizun, ¿Qué haces aquí?

La mano que era sujetada con angustia de pronto se soltó.

Estaba terriblemente fría.

—Binghe, ¿Por qué aún no me has despertado?

—Yo... —El joven se quedó en silencio un momento. —este discípulo no puede hacerlo aún. Shizun, no te angusties, cuando todo esto termine volveremos a estar juntos...

Shen QingQiu le dio la espalda, listo para marcharse.
En un impulso desesperado, Luo Binghe intentó jalarlo, sin embargo, mientras más rápido corría, más lejana era su silueta. Era imposible alcanzarlo.

—¡Shizun, lo lamento! —gritó. —¡No puedo revivirlo ahora! Ese bastardo irá tras de ti. ¡Por favor, no te vayas!

No me alejes...

De sobresalto, el rey demonio se levantó de su trono.

La corte estaba en absoluto silencio, cada subordinado con la cabeza baja, permitiendo que su Lord descansara durante el reporte.

Rápidamente, Luo Binghe se restableció, ordenó su respiración y volvió a sentarse. Su cabeza dando vueltas.

—Mi señor —llamó Sha Hualing. —No hay nada importante que reportar.

—Mm —asintió. —Pueden retirarse.

Mientras ojeaba algunos reportes al azar, un inseguro caminar se acercó a él. El dueño de esos pasos temblaba descontroladamente.

—Señor... —saludó Shang QingHua. —Hay un asunto... íntimo e importante que debemos tratar.

Shang QingHua levantó un talismán. Los bordes estaban, no quemados, podridos y llenos de pequeños gusanos negros.

—Hay algo mal con Shen-Shidi en estos momentos... pero, el único capaz de usar esta energía... —Shang QingHua titubeó. —No es otro que el rey demonio, mi señor, este Shang cree que el otro Luo Binghe está tras esto.

Ayudando al protagonista masculino a recuperar a su esposa.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora