Primer secreto

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En cuanto saqué esas palabras de mi boca, comencé a sobrepensar todo, tal como suelo hacerlo siempre.

—Bueno chicos, su tiempo se acabó. Por favor, dirán el nombre de la persona que piensan que es el secreto, los iré mencionando de uno por uno y gritarán el nombre de la persona, en cuanto todos me digan su respuesta solo tomará unos segundos decirles si están en lo correcto o si se equivocaron, si están en lo correcto, el resto del día será de descanso para ustedes. Travis, tu respuesta.

—Y-yo... Ragnar —dijo Travis inseguro.

—Perfecto, ¿Hunter? —preguntó el psicópata.

—El imbécil de Ragnar.

—¿Laura? 

—Emmm... yo, yo votaré por Ragnar —dijo nerviosa.

—Uy, Ragnar lleva la delantera. ¿Dominic, Dylan? —agregó el psicópata.

—Ambos por Ragnar —dijo Dylan. Y así fue de uno en uno hasta que obtuvo todas las respuestas.

—Bueno, ya concluí con los votos y creo que es bastante obvio quien fue el elegido. Ragnar, debo decir que no esperaba menos de ti, sé lo que te ocurre y casi podía haber jurado que no ibas a decirlo ya que en serio es algo muy difícil para ti, pero muchas felicidades Ragnar, eres un chico que siempre ha enseñado que los valores son distintos, que los príncipes existen, lo que es curioso, porque tu estás destinado al camino de tu padre, a tu legado familiar. Bueno, me complace decirles que están en lo correcto, así que tienen el resto del día libre. Ragnar, como sé por lo que pasas y hoy fuiste más allá de lo que te creía posible te concederé un único deseo. ACLARO QUE ESTO NO SE VOLVERÁ A REPETIR —dijo el psicópata, yo no entendía nada, mi cabeza estaba por todos lados.

—Yo... quiero que Laura y Dylan ya no participen en juegos que no son necesarias sus participaciones, como todos lo saben ella está embarazada y lo correcto es que ella descanse mucho y no esté pasando por estrés —lo dije sin dudarlo.

—No terminas de sorprenderme Ragnar, aún cuando hay algo que tú necesitas mucho. Pero bueno, tus deseos son órdenes... Laura, Dylan, a partir de hoy ustedes ya no jugarán, su única aparición tendrá que ser cuando sea revelación de un secreto —Laura corrió y me abrazó.

—Ragnar muchas gracias, en serio no debiste, gracias por molestarte y pensar en nosotros, en serio gracias —yo la abracé.

—No agradezcas Lau —Dylan me abrazó.

—Gracias hermano —ambos se fueron. Yo me subí, fui a la cocina, cuando salí todos estaban en la sala, me miraron, yo ya sabía lo que querían, así que simplemente me senté.

—Lo que Pao dijo... ella no mintió, fue mi culpa, fui yo... yo le mentí y la hice creer que la salida solo había sido un sueño. Les diré la verdad. Ese día ambos íbamos para el cine, todo era perfecto, el clima era nublado, estaba fresco, en serio era genial, pero algo se sentía un poco extraño, suelo no tener malos presentimientos pero ese día no podía simplemente evitarlo...estábamos solo a una cuadra del cine, mi princesa cruzó la calle, el semáforo estaba en rojo, pero un idiota iba tomado, mi princesa estaba distraída así que hice algo que si se volviera a presentar la situación lo haría otra vez sin pensarlo, me lancé, brinqué hacia ella sin pensarlo ni un segundo, en cuanto la tuve entre mis brazos la pegué fuerte a mi cuerpo, él conductor comenzó a frenar, se escuchaba como las llantas estaban derrapando pero no alcanzó, el imbécil no alcanzó a frenar, nos atropelló, en ningún momento pensaba en mí, jamás, solo pensaba en que no iba a soltar a mi princesa por nada del mundo, solo pensaba en que si ella estaba bien todo lo demás igual lo estaría, cuando caímos Pao se lastimó le cabeza, fue un ligero golpe, pero combinada con la adrenalina se desmayó, ella seguía entre mis brazos, no pensaba en soltarla... miles de personas se acercaron a ver si seguíamos vivos, con sangre saliendo de mi boca les pedí una y otra vez que se llevaran a Pao, les rogaba que se la llevaran al hospital, pero nadie hacía nada, solo se quedaban a ver como moríamos, grabando y tomando fotos, solo les interesaba el chisme, el cuento, todo menos mi princesa. No pasaron ni 3 minutos cuando mi padre ya se había enterado y mandó a algunos de sus hombres por mí, llegaron en segundos, me querían llevar al hospital, pero les dije que no, no pensaba ir al hospital hasta que supiera que mi princesa estuviese segura y bien, díganme terco, idiota, lo que sea, pero yo no iba a ir a ningún lado hasta que supiera que mi princesa estuviese bien y segura. Pasamos a llevarla a su casa, uno de los hombres de mi padre la dejó en su habitación, la mandé junto con un doctor, yo quería ir a verla pero apenas podía respirar,  podía sentir como mis pulmones se llenaban de sangre, podía sentir al menos 3 costillas rotas, les ordené que mandaran un doctor a revisarla y eso hicieron, mientras tanto nosotros llegábamos al hospital, en cuanto llegué me tuvieron que operar de urgencias... pero no lo logré, a media cirugía mi corazón se detuvo... terminaron la cirugía aunque mi corazón ya no estaba latiendo... en cuanto la terminaron  me dieron por muerto, duré 3 minutos sin respirar, sin reaccionar, nada, los doctores estaban listos para decirle a mis padres que yo no lo había logrado. Pero entonces me desperté y me dolía todo, los doctores no podían creer que hubiera sobrevivido a eso, no se cansaban de repetir una y otra vez que era un milagro, que yo era alguien muy fuerte, en cuanto me desperté lo primero que hice fue pedir mi celular, tenía un par de llamadas de Pao, así que le marqué, ella estaba agitada, su voz era como si apenas se estuviera levantando, yo estaba asustado, asustado de que mi princesa estuviera en shock después de todo por lo que había pasado, pero en eso ella me hizo la pregunta que me trajo tanta tranquilidad, recuerdo que me dijo "¿Ragnar soñé que íbamos al cine o fue verdad? Es que no recuerdo nada", en cuanto mi princesa dijo eso un alivio enorme pasó por mi, era como si lo peor ya hubiera pasado, el que Pao no recordara nada significaba todo para mí, no quería que vivieras preocupada por eso, asustada por lo que había pasado. Así que te mentí, te dije que sí teníamos planeado ir pero que no pudimos, porque te sentías mal, le dije a Pao que yo tenía unas cosas importantes sobre el trabajo familiar y que estaría fuera durante algunos días, cuando la verdad era que estaba en el hospital. Le pedí a mi padre que desapareciera toda evidencia de ese accidente, no quería que saliera nada, quería que todos pensaran que nunca pasó, nadie debía enterarse de eso, mucho menos mi princesa. Pasaron unos días y salí del hospital, lo primero que quería hacer era ir a verte Pao... pero... pero no pude, porque en cuanto salí del hospital me di cuenta que algo estaba mal, no podía escuchar bien, había perdido la audición, regresé asustado al hospital, me hicieron miles de estudios más, y si, había perdido la audición casi por completo, yo estaba asustado, y reaccioné como la  mayoría hubiera reaccionado en esa situación, me mentí a mi mismo, me hice esos estudios una y otra y otra y otra vez, y todos arrojaban el mismo resultado, que había perdido la audición casi por completo y solo era cuestión de tiempo para perderla totalmente. Estaba molesto, molesto con la vida,  molesto con el borracho que no se fijó, no con Paola, con ella jamás podría estar molesto,  sabía que no me quedaban muchos días con audición, así que si, lo hice, fui a tu casa, y pasé todo el tiempo que pude contigo, recuerdo que intentaba hacerte reír tanto como pudiera, con el más mínimo detalle quería hacerte sonreír, porque lo que más me molestaba de toda esa situación era que sabía que nunca más podría volver a escuchar tu voz, que tu risa ahora solo sería un recuerdo que debería aprender a sentir, porque ya no podría escucharla, eso... eso fue lo que realmente me mató. Y llegó el día, 17 de Marzo, me desperté y no podía escuchar nada, estaba furioso, pero tenía que aceptarlo, mentalmente ya me había preparado para esto, pero el prepárame mentalmente no sirvió de nada, porque cuando me preparaba mentalmente el quedarme completamente sordo solo era una posibilidad, solo era un resultado que arrojaron unos papeles absurdos, pero ese día que desperté, dejó de ser una posibilidad y  se volvió mi realidad. Mi padre me dijo que si yo quería él me mandaría fuera de la ciudad por unos meses, pero claro que le dije que no, no pensaba dejarte sola... me quedé, me quedé contigo, cada que yo estaba contigo fingía que lo comprendía todo, que te entendía a la perfección, cuando no tenía ni la menor idea de lo decías y eso me estaba matando, en las tardes iba a clases para que me enseñaran a hablar por señas, era exhaustivo para mí, no lograba comprender nada, era difícil porque quería aprenderlo todo lo más rápido posible, odiaba todo... pero sabía que no podía cambiar las cosas, sabía que ahora mi realidad sería otra, mi vida cambió por completo y tuve que aprender a aceptarlo y entre más rápido lo hiciera mejor, poco a poco fui aprendiendo a leer los labios, y en tan solo 4 meses ya podía leerlos a la perfección, así que por eso les puedo hablar de forma normal, porque leo sus labios, por eso princesa cuando comienzas a hablar rápido te pido que lo digas más lento, porque cuando hablas rápido no alcanzo a leer tus labios. Utilizo un aparato que me ayuda a controlar los dolores que con frecuencia se generan en mi cabeza... es imposible que yo pueda volver a escuchar... —me levanté, ya había terminado lo que tenía que decir. Mi princesa se levantó y se fue, apuesto que ella ya no quería saber nada de mí y era entendible, quien va a querer estar con un sordo como yo, estaba pensando en ir tras ella, pero Hunter fue, y creo que estaba bien, él no es un maldito sordo. Efra me abrazó y se fue, me levanté y me fui a la habitación,  me acosté en la cama sin hacer nada más, siendo sinceros no quería molestar, no quería estar ahí y que todos me vean con lastima, o que simplemente me odien y me vean como alguien raro, ya acepté lo que pasó hace unos años y estoy bien con ello, pero estoy seguro que ellos... que para ellos solo seré un problema, una molestia, me van a ver diferente.  

Obviamente cuando nadie sabía de mi problema era como si no fuese 100 por ciento real, pero ahora que lo dije en voz alta, significa que lo tengo que afrontar ante más personas, que ahora es una realidad. Mi princesa entró a la habitación, yo me senté, ella se acercó y me abrazó. Un abrazo, un abrazo de ella era todo lo que necesitaba, cuando se separó vi que estaba llorando, cuidadosamente pasé mi mano por su rostro y le quité las lágrimas que caían de sus hermosos ojos.

—Lo siento —fueron las únicas palabras que salieron de su boca.

—Princesa nada de eso fue tu culpa...

—¡Claro que si Ragnar! ¡Si yo me hubiera fijado a la hora de cruzarme nada de esto hubiera pasado! —yo la tomé de la mano.

—Princesa no te hace bien enojarte... por favor respira, nada es tu culpa y jamás lo he visto de esa forma, si yo no lo he hecho mucho menos deberías hacerlo tú —agregué.

—Y sigues preocupándote por mí. Ragnar entiende, perdiste tu audición por mi culpa, si tan solo —yo la besé, era la única forma de hacer que dejara de decir esas cosas que no eran verdad, y para ser sinceros, tenía muchas ganas de hacerlo... en cuanto sentí que ya se había tranquilizado me separé.

—Escúchame princesa, ese día yo tomé la decisión de brincar, fue mía, y no me arrepiento de esa decisión, te juro que si esa situación se volviera a presentar haría lo mismo una y otra vez aunque supiera que perdería la audición, princesa no me importa si perdí mi audición, no me importaba si perdía la vista, un pie, una mano, incluso no me importaba si perdía la vida, lo que realmente me importaba en ese momento era no perderte, que no te pasara nada, era lo único que me importaba. Porque si algo te pasaba, significaba que algo le pasaba a mi mundo, y si te soy sincero, no estaba dispuesto a perder a mi mundo. No quiero que te sientas culpable de algo que no tuviste la culpa, las cosas se dieron de esa forma pero está bien, aprendí a vivir con ello, nunca te dije porque sabía que pasaría algo como esto, que te culparías por esto, no te dije del accidente porque no quería que vivieras con miedo de volver a cruzar la calle, quiero que sepas que siempre voy a estar ahí para cuidarte, sin importar nada, sin importar las consecuencias —ella comenzó a llorar, se acostó en la cama, yo le puse una cobija y me acosté a su lado, ella se subió a mi pecho, yo la abracé... poco a poco ella se estaba quedando dormida, hasta que pum, se durmió. 

Yo no pensaba moverme de ahí porque si me movía eso implicaba que hiciera que ella se despertara, me quedé mirando el techo. No podía creer que ella ahora sabe sobre mi problema, no me importa el resto, pero ella, lo que ella piense lo es todo para mí, sé que ella merece algo mejor y les juro que estaba feliz con lo que empezábamos a formar, pero después de hoy es imposible que ella quiera algo conmigo, eso si es que en algún momento me vio distinto, ella no merece cargar un peso como el mío, sé como es ella y sé que no puede evitar no preocuparse y odio eso, me gusta ser yo el que se preocupe por ella, el que se preocupe por verla feliz, porque se tome sus pastillas, me gusta cuidarla. 

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