Capítulo 1

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Se levanta de la cama sin ganas, no quiere ir a clase, esta agotada, se pasó hasta media noche dando vueltas con sus amigas y bebiendo. La cabeza le retumba, cada golpe que oye es como si fuese un disparo en las sienes.

-¡Parad con las malditas puertas!-grita desde su habitación, sentada y con los ánimos por los suelos, apoya sus delicados pies descalzos sobre el suelo. ¡Ahhh que frío esta el suelo por dios...!. Al fin decide levantarse de la cama, coge impulso y se levanta de un salto. Camina sin ganas hacia el armario donde tiene mucha ropa colgada en las perchas, el armario es enorme, pero muy incómodo, en algunas ocasiones, Juliet pensó en tirarlo a la basura, coger toda su ropa, donar la que no quiere y guardar la que si quiere. Y por supuesto comprarse otro armario un poco menos ancho que el que tiene en su habitación. Empieza a nacer una sonrisa en su rostro, ya sabe qué ponerse hoy: una mini falda , leggins con dibujos abstractos, botas negras y camisa a cuadros azul marino con una camisa de tirantes blanca debajo.

Se mira al espejo, ese mismo espejo que la observa sonreír, llorar y con cara triste cada día de cada mes del año. Esta vez está feliz. ¿Por qué será?. Ríe al pensar en él, en su forma de besar y en su sonrisa. Su novio le encanta, tiene todo lo que ella había soñado. Es encantador, y no un guaperas de mierda, que sólo busca lo que busca. Suspira sonriente, su pelo liso y castaño es estirado por el peine que sostiene en sus bonitas manos. Aún siente la resaca, pero no le importa, prefiere sonreír felizmente a tener una cara de amargada. Se sigue mirando al espejo, hoy se siente poderosa y guapa. Como deberíamos sentirnos siempre las mujeres: fuertes. Se gira hacia su cama, la tiene desecha. No pasa nada, la hace con rapidez y con calma, aún tiene tiempo, no se oye ni un alma en esa casa, su hermano pequeño empieza una hora después que ella. Y por eso aún duerme. Sus padres también, pero se van despertando por que tienen que llevar a Lucas al cole. Raquel y Mario son los padres más increíbles que una adolescente podría tener, no son estrictos, pero sí que les pide a su hija que sea responsable con las cosas y con la puntualidad. Cuando termina de arreglarse, de desayunar y de lavarse los dientes, va al cuarto de su hermano, lo ve dormir, sonríe dulcemente, y se acerca a él para darle un sonoro beso de buenos días. Sonríe, y le acaricia con ternura la cara a su hermano pequeño, este gruñe y se gira al otro lado de la cama, Juliet ríe tapándose la boca con la mano y se marcha. Se despide de sus padres ya despiertos y abre la puerta para irse al colegio.



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