Bailemos

Capítulo 27

No recuerda el por qué rompieron, pero, ahora, en esos instantes no le importa, sólo quiere encerrarse en el humo del cigarro y ahogarse con él, sus pulmones ya estaban cubiertos de alquitrán asqueroso y repugnante ¿qué más da?, cada vez que da una calada, su aliento olía más a tabaco. No soporta su sabor, pero le gusta fumar. Algunas veces no sabe lo que esta haciendo, ¡se esta destruyendo la vida!...

Pero ella no le importa, en esos momentos sólo quiere estar tranquila en el parque donde se oyen sus risas y sus palabras de amor al oído, se oía su historia de amor fugaz en el aire, y ella la escucha como una loca, siempre que va a ese maldito parque se le comen los recuerdos. 

Se sienta en el banco y empieza a pensar en él, triste se tapa los oídos para no oír su voz en su cabeza...

Cierra los ojos con mucha fuerza, le duelen, cuando los abre sus ojos siguen humedecidos, lo ve todo borroso. 

-Niña, ¿qué haces en mi cama?.-Cuando Juliet abre los ojos ve a una mujer con ropa rota, descosida, con un carro de la compra desgastado, casi sin dientes, con ojos tristes. Su aspecto físico le hace bien que no lo esta pasando nada bien. Al verla se levanta en seguida, y comprende al ver a esa mujer, que llorar por amor es una completa gilipollez, y que hay cosas más importantes en las que preocuparse.  Le sonríe, quiere darle un poco de confianza, la mujer le devuelve la sonrisa, esa misma sonrisa que extraña mostrar a la gente, pero que, por circunstancias de la vida, ya no puede.

-Señora, disculpe, no pretendía quitarle la cama.-La mujer ve que es buena chica, y le sonríe de nuevo.-No pasa nada, tranquila. Hace 4 años que vivo en la calle, y este banco es mi cama, cada día voy a los contenedores de basura haber si encuentro comida o algún abrigo para no pasar frío, pero últimamente no tengo nada de suerte, no tengo familia y mi marido se me murió el año pasado.Juliet se queda helada por la historia que la mujer le cuenta. Da un suspiro y  se aparta, y le deja sentarse en el banco, en el que la mujer duerme cada noche, y le destroza la espalda. 

-Espérese aquí un momento, ahora vuelvo.-La chica la mira sonriente, coge su mochila, y empieza a caminar, la mujer obedece. No quiere más problemas de los que ya tiene. La espera impaciente por lo que quiera mostrarle o darle esa joven desconocida.

Al cabo de unas dos horas, vuelve al mismo banco donde se ha encontrado con la mujer. En la tiene dentro comida, agua y mucha ropa vieja que sus padres no quieren o no necesitan, y tiene en el brazo colgando 2 mantas para que no tenga frío y una almohada vieja con una funda que le acababa de poner en su casa. Pesa bastante, pero no le importa, sólo quiere hacer feliz a esa mujer que no tiene en donde dormir ni tampoco en donde vivir.

-¡Hola, señora!-exclama con mucha alegría, alza la mano para saludarla. La mujer se levanta, de pronto empieza a llorar. La chica corre, la mujer le sonríe.-Estas mantas son viejas, pero usted tranquila, no pasara frío. Y podrá dormir bien esta noche tan fría, ah y le he traído ropa que no utilizaran mis padres y mucha comida que mi madre honradamente me ha dado permiso para que le de, son sobra anoche...En mi casa somos muy comilones, pero anoche no teníamos ganas de comer más así que nos sobró bastante comida...-Dice mirándola a los ojos mientras que la mujer sonríe llorando, la joven sin esperar nada a cambio, recibe de la mujer un gran abrazo con una amplía sonrisa en los labios.-Muchas gracias, jovencita, has sido muy amable, por fin podré comer bien...-Se echa a reír y se aparta de ella. Luego la chica le sonríe y le da que hay dentro de la mochila, se agacha y  poco a poco las cosas que hay dentro las va sacando. Sonríe. Se siente genial haciendo esa acción de caridad. Cuando le saca las cosas, se levanta y la mujer una vez más le da las gracias. La chica vuelve a sonreír y se despide de ella y se marcha con una gran sonrisa, ha hecho feliz a una persona. Ya no le importa lo que le ha ocurrido hace unas horas. Ya no le importa ese amor que ha perdido. Ahora es hora de centrarse en ella misma, y en el ballet.