XXV

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Hoy era el primer día de clases después de las largas vacaciones que Jungwon y Heeseung habían tenido, y justo ahora caminaban hacia allá, tomados de la mano, balanceandolas de enfrente hacia atrás y los cumplidos no podían faltar en su rutina.

—¿Dormiste bien bebé?— Jungwon asintio pegando su cabeza al antebrazo de Heeseung quien pellizco su mejilla.

—Si, ¿y tú? a noche me dormí tarde por tu culpa—. frunció el ceño.

—Ah, tu quisiste que viéramos otra película y te fui a dejar tarde a tu casa—. Se defendió mientras apretaba su mano.

—Te perdono solo si me compras una malteada—. Heeseung rió y asintio besando su frente.

—Solo si me das un beso.

Jungwon se sonrojo.

—¿Un besito de buenos días?

—Un besito de buenos días—. afirmó.

Ambos detuvieron su caminar, Jungwon enredo sus brazos sobre el cuello de su novio y miró a Heeseung, tomándose el tiempo de apreciarlo para luego alzarse un poco y unir sus labios, sintiendo las manos de su novio colarse por su cintura, apretandolo entre ellas, moviendo sus labios al ritmo del compás, sin ser brusco, solo dulce y tierno, probando de su chico y sintiendo todo el amor que sentía por el.

Jungwon se separó para tomar oxígeno y sus mejillas no dudaron en sonrojarse, siempre que Heeseung lo besaba era fantástico, lo hacía sentir bien, lo hacía sentir en las nubes y lo mejor, lo hacía sentir amado.

—Mi bebé hermoso.

Heeseung dijo mientras frotaba su nariz contra la de Jungwon quien soltó una leve risa, una risa totalmente enamorada, podrían pasar años y su amor por Heeseung sería el mismo, incluso más fuerte.

—Mi Seungie lindo.

Jungwon y Heeseung tomaron asiento juntos, prestando atención a la clase aunque a veces no tanto, Heeseung siempre la daba besitos desprevenidos y no lo culpaba, el también lo hacía

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Jungwon y Heeseung tomaron asiento juntos, prestando atención a la clase aunque a veces no tanto, Heeseung siempre la daba besitos desprevenidos y no lo culpaba, el también lo hacía.

—¿Quién quiere pasar a resolver la integral?— Jungwon levantó su mano tímidamente y Heeseung sonrió, su niño ya no era aquel chico que lloraba en la esquina del salón, ni tampoco aquel que se dejaba golpear, ni humillar, ahora tenía presencia, y aunque amaba a su Jungwon de antes este de ahora era el mejor, su mejor versión, su niño había superado su trauma y no podía estar más orgulloso de él.

—Muy bien señor Yang, el resultado es el correcto.

El profesor dijo sonriendole a Jungwon quien bajo su rostro avergonzado, Heeseung aplaudió incitando que todo lo hicieran.

Jungwon se devolvió a su asiento, recibido por un par de besitos de Heeseung junto a un:

—Bien hecho amor.

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