Capítulo 22.-Retirada.

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En base a las acciones de Keqing, el frente se desmoronaba. Retirada tras retirada, perdida tras perdida, el abismo quedaba arrinconado más y más a Liyue, y la amenaza de que los guerrilleros regresaran a la ciudad, bajando de las montañas, se hacía bien latente.

Aquí hay que añadir, además, que sin Yao Yao y con Ninguang de regreso en el mando, la cosa se complicaba especialmente para Lumine, quien estaba más que desesperada.

Nobile se veía arrinconado, pues tras una serie de victorias, lo movieron de frente, más precisamente al Estanque Chingxu, que era una zona donde se especulaba había rivales fuertes y donde se requería su presencia.

Eso había sido una trampa, pues se logró embolsar a los soldados del abismo para separar la lucha en dos y tener facilidad, cosa que se había logrado por parte de los leales al gobierno. Era cuestión de tiempo para que las cosas resultaran en victoria, y con la moral de la división humana por los suelos, muchos ya incluso pensaban en rendirse, el problema eran los emisarios del abismo, pues ellos continuarían su lucha hasta la muerte.

En cuanto a Preservadora del Desastre, Baizhu al final de cuentas había tenido razón, la muchacha combatía unos pocos minutos y tenía que retirarse, pues no soportaba el cansancio ni los mareos, que seguían azotándola, así como una sensibilidad general.

Lumine tenía delante de sí un mapa, todo el frente estaba mal, lo más que podría intentar era abrir corredores para que sus tropas pasaran, retirándose de todas las ubicaciones para atrincherarse en la ciudad, cosa que en realidad resultaba atractiva, pero a la vez era un todo o nada.

Inazuma ya también mandaba un contingente de soldados voluntarios, el mismo desembarcarían en la costa Yaoguang en vista de que si eso se intentaba en la ciudad, sería un suicidio.

Ya casi todas las naciones sabían la verdad, y muchas ejercían presión para que la revuelta fuera sofocada definitivamente a sabiendas de lo que algo así significaría. Era más que claro que el abismo seduciría una vez más al clan Lawrence para que cedieran las facilidades para tomar Mondstandt, y quizá lo mismo sucedería en Inazuma, donde se reactivaría la de por sí ya iniciada guerra con los soldados en contra del decreto, o más bien, en contra de la Shogun.

Sin refuerzos, sin aliados, sin recursos y cabía la probabilidad de que sin soldados conforme se le fueran terminando las tropas que tuvieran la moral suficiente para combatir hasta perder, lo que se veía poco probable que sucediera.

Se traían noticias del frente, se habían ganado algunos combates en vista de que se había ordenado de último momento que se hiciera lo posible para formar corredores que evacuaran a los soldados atrapados en las fronteras, como fuera, pero debía haber una manera.

Por su parte, Xiao llegaba una vez más a la ciudad, como aquella vez, estaba en las cercanías, en territorio ocupado por los leales a Ninguang, no sabía bien en qué parte estaría Shenhe, lo que sí sabía es que haría lo posible por encontrarla y así asesinarla.

Era de noche, el adeptus iba saltando por los edificios como si fuera un ave, pues lo hacía de forma extremadamente tranquila, y silenciosa, de ahí que nadie notara su presencia. Al llegar al que parecía ser el hospital militar donde se alojaban todos los heridos, el muchacho fue directamente hacía ese lugar, colocándose su máscara, aunque no era necesario ya que, por el pasar de su karma, los dientes se le habían afilado, sus ojos y venas del rostro seguían de color negro, incluso más intenso, así como sus ojos.

Solo deseaba venganza, poco más.

Se atendían a los heridos de forma rápida, había velas prendidas, relativamente bien iluminado como se esperaría de un hospital, Shenhe se encontraba en cama, sí, aunque solo por el cansancio, lo que sí es que prefería salir por la ventana, cerrando la misma una vez estuvo fuera, sentándose en un lugar relativamente escondido.

Take My Breathe Away (AetherxShenhe)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora