Capitulo 6

171 20 0
                                    


Lissa me quería acompañar a  afrontar los problemas que yacen en mi casa, pero por órdenes del duque, rechazo. Era de noche, era tarde para que anden dos señoritas "indefensas" por las calles de Florencia que últimamente se han hecho algo peligrosas. Tras el peligro que según dice él duque, se ofreció a llevarme hasta mi casa en carruaje, él mandó a uno de sus sirvientes a qué me llevase a mi casa a dar la cara. Él duque no sabía que ahí tal vez este el rey esperando a llevarse a su futura esposa que acabó huyendo de él. Aún que no tenía la mente para bromas, me hubiese gustado ver la reacción de mi madre al tener al rey presente esperando por su hija que lo dejó plantado. Cada vez que nos acercábamos me ponía más nerviosa, mi estómago se revolvía haciendo que tuviera un dolor, mis manos sudaban y temblaban un poco. Ensayaba en mi mente que le iba a decir al rey, lo único que se venía a mi mente es hacerle cosas violentas si intenta llevarme, cosas violentas que no eran apropiadas para que una jovencita cómo yo pensara, pero era imposible mantenerme en asosiego. Mi madre seguro querrá matarme por dejarla en tal vergüenza pero no me importaba en lo absoluto, ¡Si Timothée quiere esposa que espere por ella!, tal vez estaba siendo infantil pero tienen que ponerse en mi lugar, recibir tal noticia de la nada, casarse con un monstruo no es, muy bueno que digamos. ¿Por qué padre hizo eso? intentaba buscar respuestas o cosas lógicas pero él único que las tiene es Timothée, si quisiera descubrirlo tendré que verle la cara. Me siento tan decepcionada, traicionada y tan triste, mi padre era por quien menos me lo esperaba, quería ir a su tumba y decirle maldito pero mi cariño era más grande, aún que ahora estuviese roto. Llegué a la entrada del jardín de mi casa, suspiré agobiada, no quería bajar, no quería aceptar esto. El sirviente quién conducía el carruaje se bajó hasta llegar hacia a mi, abrió la puerta y me tendió la mano. Al ver qué no quería bajar este habló:

—Me dijo la duquesa Coppola que le dejara el siguiente mensaje si es que usted no quería bajar—fruncí el ceño—. A qué afrontar los problemas, y si la vida te da una bofetada solo a que poner la otra mejilla

Quería volver a llorar, aún que me haya desahogado con Lissa aún sentía la impotencia y tristeza en mi pecho. No soy alguien cobarde, tengo que afrontar los problemas, verle la cara aún que me daban ganas de romperse la ¡Por Dios!. Tomé la mano del sirviente y bajé del carruaje, este notó que temblaba mucho.

—¿Se encuentra usted bien?

—Si... —susurré

De pronto ví a Clara a lo lejos nerviosa, estaba esperándome. Ahora sí que no había vuelta atrás, han anunciado mi llegada, el rey Chalamet está allá esperándome. Me despedí de aquel sirviente dándole las gracias, esperé a que se fuera el carruaje aún que sinceramente solo estaba haciendo tiempo para no ir. Clara poco a poco se estaba acercándose a mi, poniéndome algo alertada y con solo verla sentí una molestia, ella era la confidente de mi madre y con solo pensar en mi madre me enojaba. Caminé poco a poco hacia mi casa hasta acercarme a Clara.

—Señorita Vivian ¿Dónde se encontraba? —preguntó mientras caminabamos

Ella me miraba con el ceño fruncido pero yo no me molesté en verle la cara, estaba molesta.

—Por ahí —dije sin importancia—. ¿Allá adentro está él?

—¿Quién?

—Pues quién más —dije molesta—. ¡Él rey Clara!

Sentía el miedo de Clara, jamás le había gritado como hace unas horas y ahora que me ve alertada con mi cara llena de molestia, me veía extraña, con un cierto temor en su mirada.

—Si, si está ahí adentro esperándola desde hace varias horas —mencionó como si fuese un reproche

Yo me paré en seco, no estaba de humor para reproches, me estaba preparando mentalmente para el regaño de mi madre, pero... ¿Ahora viene Clara a reprocharme?. Visualice a lo lejos a mi madre parada en la puerta de mi casa, no podía ver bien su rostro por la oscuridad y mucho menos por esa cosa que insistía siempre ponérsela, ese velo oscuro, parecía un fantasma.

A través del Odio| T. C.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora