—Tranquila, no te daremos más problemas —consoló Lissa con una pequeña sonrisa
—Ustedes no dan problemas, solamente mientras no se acerquen a Timothée, ni lo veteen a ver y...
—Vivian, tampoco sera como si fuese la última vez que nos veamos —interrumpió con leve risa
—Si pero...
—¿Pero?
—Pero que dirá tu mamá, les prometí estadía por unas semanas y ¿Se van a ir al quinto día? —cuestioné
Lissa río, negando con la cabeza. Se volteó, dandome la espalda mientras observaba aquella fuente llena de polvo, la pintura partida y sin agua. Nos escontrabamos en aquel jardin de las flores, era paz en aquel abandonado lugar, era bonito contemplar el atardecer mientras tomábamos té. Lissa, con las manos cruzadas sobre su regazo, me volteo a ver con una sonrisa tan calida, la observé con el semblante triste.
—Tenemos que irnos ya que hubo un percance con Fabrizio, necesita volver e ir al centro del país a arreglar unos documentos de su educación
—Con solo escucharlo me lleno de agobio —suspiré desviando la mirada
—Viaja por su educación, la corona le exige que empice ya con sus entrenamientos para ser duque —comentó serena
—¿Timothée ordenó eso?
—No solo es Timothée, son todos los duques y bueno... —hizo una pausa con una mueca em su rostro—, no te niego que Timothée igual lo ordeno
—¿Y Fabrizio quiere serlo? —cuestioné insegura
—Tu lo conoces bien, Vivian —continuó—, no quiere aceptarlo
—Pero si no lo acepta eso te perjudicará a ti
Lissa guardó silencio, respirando profundo mientras observaba el sol. Se sentó a lado mío, se veía tan decepcionada.
—Tendre que casarme, necesito encontrar al amor de vida en menos de un año, padre se quiere retirar de su cargo
Guardé silencio, si Lissa no encontraba a alguien, la desposarian con el primer hombre con buen historial, refinado y de dinero, no importaría la edad que tenga. Ambas nos quedamos calladas, solo escuchando los pájaros cantar, hasta que Ester apareció, asutandome un poco al verla parada ahí, sin decir nada, solo esperando que notaramos su presencia, tomé del brazo a Lissa mientras que mí otra mano se encontraba en el pecho.
—¡Me asustó, Ester! —exclame—. Le pido por favor, que dejase de ser así —ordene con irritabilidad
—Las maletas de los joven Coppola ya estan listas, solo falta el carruaje —avisó
Lissa me miró, era hora de irse. Ambas nos paramos de nuestro asiento, siguiendo a Ester a la entrada del castillo. El camino era silencioso, pasar esos días con ellos fueron muy gratos, ya hacia tiempo que no disfrutábamos algo entre los tres, ya hacía tiempo que no reía todo el tiempo por sus chistes y bromas. Hemos crecido y nada dura para siempre, ahora los tres estabamos conscientes de lo que pasaba en la vida real. Visualize las grandes puertas abiertas, ahí ya se encontraba Fabrizio, con su reloj en mano y las maletas en el piso.
—Adios, Fabrizio —me despedí acercandome a el para abrazarlo
Rápidamente, extendió aus brazos cuando me escuchó. Un abrazo calido y fuerte, como si no me quisiese soltar nunca. Nos separamos un poco, él no dejaba de sostenerme de la cintura, al estar así, sentí la mirada juzgadora de Ester.
—Lamento por inos así, pero necesito ir a la estación de trenes ahora mismo porque...
—Tranquilo, Lissa ya me contó —interrumpí cosolandolo
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A través del Odio| T. C.
Fiksi PenggemarTras el misterioso suicido del padre de Vivian Bermont, su vida irá en picada, llenándola de tragedias inesperadas como si estuviera maldita. Dónde la palabra "odio" no puede alcanzar a describir lo que Vivian siente por el gran rey Chalamet, rey de...