Habían pasado cuatro días desde aquel incoveniente que había sucedido en mi habitación. Las únicas veces que coincidíamos en las comidas durante el día, Timothée no mencionaba ninguna palabra. A veces me miraba de reojo pero no decía nada, al igual que yo a él. Todo se volvió "tranquilo", su distanciamiento me sirvió para tranqulizarme. Aún que estando aquí todo era muy aburrido, sin mis libros no sé que hubiera sido de mi como también las cartas de Elissa. Me informó que mi querida madre gritó a los cuatro vientos que yo era la nueva reina de Florencia, me contó que lo hizo con tanta arrogancia que la gente la evita. Mi madre al igual que mi padre eran bienquistos pero ahora, siento que ella cambió. Me confundió muchísimo pues a lo que yo entiendo aún no estoy casada con Timothée, no se me ha acercado a decirme que firme documentos, bueno, la última vez que se intentó acercarme a "aclarar" no termino muy bien. Yo misma le dije que se alejara de mi, así que yo quería resolver ese asunto pues no entendía. ¿Estará respetando mi decisión?, por eso no se me ha acercado. Pero aún que sea así tarde o temprano llegaremos al trato, llegaremos a la parte que a mí me corresponde, darle un heredero para su estúpida corona. Con solo pensarlo sentí asco. Lo única razón por la que estoy cumpliendo es por que al final fue la última palabra de mi padre, si no hubiese sido por él jamás estaría aquí, me valdría Timothée e incluso la emoción de mi madre al casarme con el rey de Florencia. Salí hacia el balcón de mi habitación, posé mis manos en el barandal de piedra. Tenía una vista que era de mi agrado, si Timothée la eligió, esto sería lo único con que estuviera agradecida con él. Mire el gran jardín que poseía el castillo, era muy hermoso el pasto verde aún que tenía neblina que le daba un aspecto tenebroso y misterioso. Este lugar era misterioso y tenebroso como su dueño, no quería aventurarme hacia los infinitos pasillos que conlleva. Había algo en este lugar que no era de mi agrado, no sabría decir si era Timothée o el aspecto del castillo. En mi habitación me sentía "a salvo", pero cuando me salía aún que solo fuera hacia mi balcón sentía un escalofrío, más cuando era adentro de los pasillos de los castillos; más cuando veía los árboles con cuervos que sentía que me estaban mirando. Tal vez me estaba volviendo paranoica. Yo sabía que un hijo era un bendición de Dios pero a su tiempo, eso era lo que me decía mi padre. Si tuviera un hijo no me gustaría que fuese de Timothée, pero al pensar de que tendría un hijo tal vez haría que ya no me sintiera tan sola. Lo educaria a mi manera y no dejaría que Timothée metiera de su cuchara, si sería un varón le enseñaria que no fuese como su padre. Tal vez esté sobrepensando mucho las cosas, divagando, pero en una habitación estando todo el día sola hacia que pensara demás. Unas ganas sorprendentes de que saliera a ver que hacia me invadieron. Estar encerrada aquí me agobiaba, no salía para evitar toparme con Timothée, volver a lo mismo. Tenía muchísima curiosidad de aquel patio lleno de flores que estaba atrás del castillo que me contaba Alexa. Amaba las flores, amaba los jardines, amaba la naturaleza, amaba la naturaleza fucionada con libros. Salí de mi habitación sin rumbo alguno, lo único que sabía era que la habitación de Timothée estaba hacia la izquierda así que evitaría ir por allá. Necesitaba aire fresco, sentir la luz del poco sol tocar mi piel. Si tenía que evitar a Timothée primero debía saber dónde se encontraba la biblioteca al igual que su oficina, así evitaré cualquier lugar donde el frecuente, ir. Para mi suerte me encontré una sirviente por los pasillos que olían a un deje a humedad.—Mi señora —hizo una reverencia
—Buenas tardes, señora...
—Maribel —completó la señora con una leve sonrisa
Yo le devolví mi sonrisa algo rápida para después acercarme a ella un poco.
—¿Me podría decir dónde se encuentra Timothée en este momento? —pregunté
—Claro, mi señora —continuó—, el señor se encuentra en su oficina mi señora
—Oh, gracias —respondí
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A través del Odio| T. C.
FanfictionTras el misterioso suicido del padre de Vivian Bermont, su vida irá en picada, llenándola de tragedias inesperadas como si estuviera maldita. Dónde la palabra "odio" no puede alcanzar a describir lo que Vivian siente por el gran rey Chalamet, rey de...