3. Llamadas telefónicas

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Muchas de las chicas miembros de la fraternidad se dieron cuenta que aquel chico no era tan malo como lo pintaba cuando lo vieron preparar el desayuno para todas, la mesa estaba repleta de wafles, tostadas, un frasco de mantequilla de maní y una taza de café o té para cada una, mientras el tan sólo se tomaba una gran taza de café, algunas hasta creían haberlo visto terminarse su café y hecho otro, esa era mucha cafeína para una sola persona, aún así lo dejaron pasar y no le dijeron nada, y todas le agradecieron por aquel lindo gesto. Y en realidad, lo había hecho por pedido se su tía, ella le dijo que lo hiciera para ganarse la confianza de las chicas, y vaya que funcionó, él tan sólo acepto por ser un mayor y debía de obedecer a sus mayores, igual, él tan sólo tenía diecisiete, era tan sólo un adolescente, tambien habia tomado él aquel desayuno como para ofrecerles una disculpa por haberse exaltado la noche anterior; luego de tan delicioso desayuno las chicas volvieron agradecerle por este a Jake antes de retirarse, dejando al chico sólo en la casa ya que incluso su tía se había marchado a quien sabe donde a hacer quien sabe que, le había dicho pero ni la había escuchado.

Estaba aburrido sentado allí en las escaleras, su vista viajó por toda la casa hasta topar con la pequeña mesa que la noche anterior había roto en un ataque de ira.

Soltó un gruñido mientras se levantaba de su lugar en las escaleras, tomo los restos de la mesa, viendo si se podía reparar o no, suspiro aliviado al ver que si, se llevó los restos al comedor, quitando el mantel de la mesa dejo los pedazos de madera sobre ella. Busco en los armarios de la casa, hasta que encontró una caja de herramientas, llevándose la caja al comedor, comenzó a reparar la pequeña mesa, incluso tuvo que buscar una nueva pata ya que una estaba en un estado deprobable por culpa suya.

En menos de una hora ya lo había reparado por completo, incluso lo había pulido un poco y sacado brillo, dejando aquel mueble como nuevo. Lo regreso a su lugar y puso el teléfono de regreso arriba, ya satisfecho con su trabajo se alejó, subiendo las escaleras hasta su habitación.

Detuvo su paso abruptamente a medio camino cuando escucho el teléfono soñar a sus espaldas, corriendo bajo las escaleras, saltando el barandal para llegar antes y cogió la llamada, aún así no dijo nada y se mantuvo en silencio.

Su expresión tan neutral que poseía desapareció pasando a ser una de asco cuando del otro lado de la línea comenzó a oir ruidos extraños, gruñidos, y juraría que eso último había sido un gemido. Ese bastardo se estaba masturbando, de seguro creía que era una de las chicas, lo que hizo, que su asco y repugnanción aumentará de sobremanera- ¡Linda conchita rosada! ¡Linda conchita rosada!...-una risa burlezca se oyó del otro lado- ¡Chupa mi jugosa verga! Eyacularé sobre ti... Eyacularé sobre ti y podrás chuparla ... ¡Chupala!

El chico trago en seco nervioso, se sentía realmente incómodo sin decir nada al respecto, aclarando su voz, hablo-Soy hombre y las chicas no están en casa.

Inmediatamente la llamada fue cortada, y un destello de sonrisa se vio en sus labios.

[...]

Waterloo de ABBA sonaba por la radio, el doctor Meléndez le había dicho que la música le ayudaría para poder expresarse de mejor forma, también le dijo que escuchara cualquier tipo de música relajante, tranquilizante ya que puede contribuir a estados de ánimo más tranquilos. La música tranquilizante puede combinarse con terapia cognitiva para reducir la ansiedad incluso más eficientemente que la terapia convencional por sí sola. Movia ma cabeza al ritmo de la musica, el doctor Meléndez nunca se equivocaba en esas cosas y siempre le recomendaba que buscará alguna actividad tranquila para hacer, eso lo ayuda a despejar su mente y así no recordaba lo sucedido, o sino otro "arrebato" (como Jake llamaba a sus ataques repentinos de ira) aparecía y si no sabía controlarse lastima a otros.

Esferas rotas ᴮⁱˡˡʸ ᴸᵉⁿᶻDonde viven las historias. Descúbrelo ahora