2. ¿Acosador?

974 144 11
                                    

Por las calles se podían oir los villancicos, aunque faltaban dos noches para que fuese Navidad, aún así había familias reunidas en su hogar, cenando junta y bebiendo alcohol. El chico tan sólo rodeo los ojos ante tal escenario, la navidad nunca había sido una de sus festividades favoritas, nunca las había disfrutado como se debería, y este año no iba a ser distintos a los anteriores, tan sólo había viajado hasta allí para cuidar la casa de su tía Mac mientras ella se iba a quien sabe donde. El conductor le aviso de que había llegado a su destino y su rostro se torno en uno de disgusto total al ver la casa de su tía, la decoración era horrible, además, podía ver a la perfección como la mujer tenía una fiesta en su casa, aumentando su desagrado.

Entregando el dinero al taxista, bajo sus maletas y camino hasta al entrada, escuchando como se alejaba el vehículo con gran velocidad. Con pesadez camino hasta la entrada, se fijó en el timbre al lado de esta, y sin dudarlo comenzó a tocarlo, una, dos, tres, cuatro... Ya había perdido la cuenta de las múltiples veces que había tocado el timbre con insistencia.

Pronto la puerta se abrió dejando ver a una joven bastante enojada- ¡¿Podes dejar de tocar el puto timbre?! -exclamo irritado, pero cayó al instante en cuanto vio al joven parado frente a ella.

Tembló aterrada por el aspecto de este. Con una gran cicatriz que atravesaba su cráneo y su ojo izquierdo se notaba más claro que el otro que era de un café oscuro, este era como de un color miel, casi amarillo o de un verde. Su cabello estaba corto de un color negro y alborotado, que hacia resaltar lo blanquecina de su piel, con un piercing en la ceja izquierda y dos bolsas oscuras bajo sus ojos. Y su ropa, era similar a la que utilizaban los vagabundos que veía en la calle.

La joven abrió la boca, pero de ella no salió nada, tan sólo un suspiro ahogado, estaba aterrada, mantuvo su cara de póker, aterrando todavía más a la pobre chica.

- ¿Esta la señora Mac? -pregunto, y a diferencia a como ella esperaba que fuera su voz, en vez de una grave y grutal, obtuvo una voz grave pero a la vez suave-Dile que JJ está aquí.

Ella tan sólo asintió lentamente con la cabeza, entrando de regreso a la vivienda, cerrándole la puerta en la cara, una la cual fue abierta tiempo después, dejando a la vista la misma joven de antes y a la señora Mac- ¡JJ! -exclamo sonriente la mujer, acercándose al chico, abrazandolo con cariño- ¡Pero mirate, que grande estas! ¡Estás divino mi niño! ¡Vamos entra antes de que te congeles! -la mayor arrastro al joven al interior de la casa, no sin antes hacerle una señas a la chica para que entrará el equipaje, ya en la sala, la mayor presentó al chico frente a todos sus invitados- ¡Él es mi sobrino, Jacobo!

-Pueden decirme Jake-pidio el nombrado.

Algunos lo saludaron por compromiso, algunos sentían cierta incomodidad por la apariencia tan espeluznante que este poseía. Y muchos agradecieron internamente que este se retirará para la habitación que la señora Mac le había preparado, y Jake sólo agradecía que nadie se la hubiera acercado hablar.

[...]

Sus pasos eran pesados y rápidos, acercándose cada vez más al teléfono de la sala que no paraba de sonar, era de madrugada y jura por Dios que le arrojará una silla por la cabeza a la persona que está llamando cuando descubra quien es la persona que interrumpía su no tan tranquilo sueño, aunque a decir verdad era preferible estar despierto que revivir esos episodios.

- ¿Diga? -inquirio al responder al teléfono. A sus espaldas oyó varios pasos, al voltearse se topó con las chicas miembros de la fraternidad. Aún no oía nada del otro lado de la línea, provocando que su tolerancia desapareciera de a poco, con el ceño fruncido corto el teléfono echando humo por las orejas-Maldito desgraciado.

- ¿Quien era? -pregunto la misma joven que le había abierto la puerta.

-Un tarado que no tiene más nada que hacer con su vida-escupio con odio-si vuelve a llamar corten directamente la llamada, no respondan.

- ¿Era el acosador, verdad? -pregunto aterrada una de las chicas.

- ¿Acosador?

-Un sujeto nos ah estado llamando desde  hace unos días-informo la chica que le había abierto la puerta, Barb se llamaba si no mal recordaba-Dice puras obscenidades y hace ruidos extraños, nos tiene aterrada a todas.

El chico tan sólo asintió con ma cabeza, acto seguido patio furioso la mesa en donde se hallaba el teléfono, las chicas retrocedieron aterradas ante la repentina acción. El de la cicatriz no hacia más que patear la mesa, llegando al punto se romperla. Y cuando esto sucedió detuvo su accionar, y como si no hubiera pasado nada, subió las escaleras hasta a su cuarto, dejándose caer en su cama, cayendo pronto en los brazos de Morfeo, dejando a las chicas con aquel recuerdo grabado en sus mentes, nerviosas cada quien regreso a su cuarto. Sin saber que eran observados por aquel quien hacia las llamadas, que se había quedado fascinado y más que sorprendido por la agresividad del muchacho, quería volver a llamar para ver como reaccionaba, pero eso tendría que esperar hasta mañana, ahora, era momento de descansar.

Esferas rotas ᴮⁱˡˡʸ ᴸᵉⁿᶻDonde viven las historias. Descúbrelo ahora