7. Rollo de canela

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Fue extraño, durante la noche tanto como las chicas de la fraternidad como el teniente Fuller esperaban recibir llamadas  del acosador por el resto de la noche, para su sorpresa, fue una noche bastante tranquila a decir verdad. A la mañana siguiente cuñado Jess se despertó, sus fosas se inundaron del dulce aroma de un rollo de canela recién horneado, se le hizo agua la boca, cuando llegó al comedor vio como no era la única a la que se le abrió el apetito, Barb y Phyllis también estaba allí, disfrutando sonrientes el delicioso desayuno que el chico les había preparado. Jake se había levantado temprano ese día, tenía antojo de rollo de canela, agradecía que su abuela le había enseñado a prepararlo, porque de no ser así tendría que haber ido a comprar, y no le gustaba como lo preparaban los de la panadería, sabía raro a su parecer, por eso prefería mil veces la receta de la abuela.

Esa misma mañana vino el señor Harrison, y Phyllis no tardo en invitarlo a desayunar, y digamos que el no puso resistencia a  la hora de aceptar. Sentándose junto a ellos en el comedor, comiendo Rollo de canela con té y/o cafe. Por suerte había preparado suficiente para todos, e incluso juraría que quedaría un poco para comer de postre en la cena.

Terminado de desayunar fue hasta el segundo piso y comenzó a limpiar todo el lugar.

Eso era algo que el doctor me recomendaba hacer, para despejar la mente y no tener que alterarse por banalidades, reproducío un poco de música mientras limpiaba, no se sentía cómodo limpiando sin música, era aburrido, demaciado aburrido hacerlo sin música. El chico tarareaba la canción con un sonrisa genuina en sus labios, sin saber que era observado por el acosador, al cual ya le dolían las mejillas de tanto sonreír, estaba fascinado, le encantaba la sonrisa que poseía el muchacho, tenía una sonrisa muy linda, y cuando lo hacia se le marcaban una oyuelos. Era tierno. Y desea que esa sonrisa permanezca en sus labios.

-Tienes una linda sonrisa-dijo una voz a sus espaldas. La sonrisa se borró y regreso esa neutralidad, su ceño se fruncio ante la interrupción de Barb, le había arruinado ese bonito momento que tenía su chico... ¿Lo pensó como su chico? Eso era raro-Es linda, deberías de sonreír más seguido.

-Era falsa-mintio- ¿Que es lo que quieres? Estoy ocupado si no lo has notado.

-Con Jess íbamos ir de compras-informo, y el chico se vio venir lo que le diría a continuación- ¿Y queríamos saber si nos acompañas? Volveremos justo para la cena, ya allá podríamos almorzar.

-Mhm.

[...]

Estaba perplejo, la sorpresa era clara en sus ojos, su labio tembló, y una pequeña sonrisa ladina surgió en sus labios. Las chicas a su lado estaban igual de sorprendidas que él, se veía distinto, y era un look moderno, aunque no se la había dejado del todo fácil al peluquero. Se había rapado todo el lado izquierdo de su cabeza, había dejado varios mechones largos como resultado de su lucha contra el peluquero, aquel corte habia dejado más a la vista su gran cicatriz, pero eso no le importaba, se veía increíble, aunque le daba un aspecto mas de un loco psicótico; las chicas insistieron en comprarle ropa nueva, pero el se negó repentinas veces a  ello... bueno, miento, sólo acepto que le comprarán una cazadora de cuero negro, le recordaba a la que usaba antes del accidente, era similar. La unica diferencia era que la suya no tenía esos parche  circular con una carita feliz en la parte de los codos y uno a la altura del pecho. Aún así le gustó mucho esa cazadora.

Según Barb se veía fabuloso con ese nuevo corte de cabello y esa cazadora. Y él sentía que así era, no le quedaba nada mal ese corte de cabello, como diría la pequeña Sam, lo hacia parecer más rudo; aquella tarde la paso entre bromas y risas descontroladas, y Jake... ¡Joder! Jake se estaba divirtiendo de verdad esta vez, que apenas si se dio cuenta de que aquella felicidad que sentía era genuina los he significaba una cosa, el tratamiento funcionaba, él estaba mejorando.

Más a la noche al llegar a la fraternidad, el trío había llevado algo de pizza para cenar y del postre no debían de preocuparse ya que aún habia algo de rollo de canela de esa mañana, habían comprado dos pizzas en total, de champiñones y de cuatro quesos, pero la de champiñones era mitad hawaiana, por petición de Jake.

- ¿No entiendo como esa abominación te puede gustar? -pregunto asqueada, Barb.

-Es un deleite para mi paladar-respondio, levantado los hombros con desinterés-No lo entenderías.

El chico le dio una mordida a la porción de pizza, sonriendo divertido hacia la chica, la cual desvió la mirada asqueada. Phyl los observaba con una sonrisa, se sentía tan orgullosa del chico, se notaba feliz, no parecía que era falsa esa sonrisa burlona de su boca. Se reía a lo bajo al ver ese peculiar brillo en los ojos de Barb, era algo obvio a decir verdad, tal vez existía cierta atracción de ella hacia el muchacho, a ella le gustaba Jake, pero parecía que él no sentía nada por ella, sólo amistad. Desde el rabillo de la puerta tal escena era observada por cierto acosador, estaba perplejo, su cara ardía, le había fascinado ese nuevo corte de cabello, esa aura tan relajada que llevaba el chico llenaba su corazón de calidez, se veía tan feliz y aliviado, y eso lo ponía feliz a él... Pero luego estaba esa mujer. Barb, la maldita hija de perra de Barbara Coard, se notaba a kilómetros que le gustaba su Jake, eso no podía pasar, él no se merecía estar con una basura como lo era Coard.

Ella debía de desaparecer, y de eso él se encargaría con mucho gusto de hacerlo posible, y en menos de lo que se espera.

Esferas rotas ᴮⁱˡˡʸ ᴸᵉⁿᶻDonde viven las historias. Descúbrelo ahora