21. Intruso

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Sentado junto al fuego en busca de calor, la calefacción no servía y no la vendrían a reparar hasta la mañana siguiente, por suerte, la señora Matthew al darse cuenta de esta inconveniente le dejo algo de dinero antes de marcharse al igual que varias chicas de la fraternidad, pero las pocas que se quedaron no paraban de quejarse de que tenían frío, y dichas jóvenes estaban a su lado, junto a la chimenea en busca de calor, una de ellas había encendido la radio, teniendo que oir a Frank Sinatra por media hora, ¿es que acaso no se les ocurre algún otro músico que no sea Sinatra para poner? Se quería dar un golpe, pero realmente en estos momentos preferiría escuchar algo de Ozzy Osbourne como hacia normalmente en su antigua residencia junto a ese muchacho, o al menos alguna cumbia o una canción de pop cursi que en ocasiones disfrutaba escuchar, bueno, miento, le gusta demaciado escuchar esas canciones, pero eso era algo que jamás confesara en voz alta, y mientras que ninguna de esas chicas ponga algo de Maddona nadie lo oirá cantar sus canciones, y según le había dicho Huguito, era como oir el cantar de un gallo, y eso que no lo han escuchado cantar a él, suena como si estuviera poseído por los alaridos y gemidos inhumanos que salen de su boca.

Ya harto de escuchar a Sinatra cambio de estación de radio, recibiendo varias quejas de las chicas a su lado, cambio de estación en estación, hasta que se topó con There is a light de The Smiths, un temazo digno de escuchar y al menos así podía descansar un poco de aquel otro cantante. Las chicas se quejaron al principio, pero luego parecieron disfrutar de la música. Señor, estos niños sin cultura, pensó a la vez que negaba con levedad.

Y oculto, alguien más también disfrutaba de aquella melodía, no pudiendo evitar tararear en voz baja aquella canción, debía de procurar el no ser escuchado por ninguno de los presentes, no deseaba que todo terminará como la última vez.

Volviendo con Jake, acababa de terminar de lavar los trastes sucios, porque al parecer todas esas chicas lo iban a tener como su lacayo teniendo que cocinar, limpiar y lavar la ropa de todas ellas, además de tener que cuidarlas, era básicamente el hombre de la casa. Tuvo que subir a su cuarto a dormir, ya que las chicas al parecer pasarían la noche junto al fuego, y no deseaba que las cosas se tornaran algo incómodas para ellas estando el presente en la habitación, y a regañadientes tuvo que ir a dormir en su habitación, a pasar frío. Na mentira. Les robaría todas las colchas de sus habitaciones que no estén usando y se las dejaría para él, no tenía planeado morir por hipotermia, se sentía como un rollo de canela recién horneado al estar así envuelto por todas las colchas, pronto cayó rendido ante los brazos de Morfeo, pero sus ojos se abrieron alertas al escuchar y un gran estruendor provenir del piso superior. Espera. Arriba sólo estaba el ático, y no creía que las chicas fueran capaces de subir allá arriba, lo iba a dejar pasar porque no tenía planeado salir de ese lugar tan cómodo, pero otro estruendo seguido de voces se oyó. De un salto se levanto de su cama, poniéndose un jersey amarillo que encontró tirado en el suelo, hacia bastante frío. Cogiendo la escoba como un arma de defensa contra lo que fuera que estuviera allí arriba y si era una sucia está de alcantarilla, planeaba pegarle con la escoba. Con cuidado de no hacer ruido, logró subir al ático, pero no veía nada, todo estaba tan oscuro que ni siquiera podía ver sus manos entre tanta penumbra. Lanzó un golpe hacia atrás al sentir una respiración chocar contra su cabello, lo quien fuera el que estaba atrás suyo, se estaba quejando por el golpe, lanzando leves maldiciones.

Tiro hacia abajo aquel interruptor, encendiendo la luz, viendo como un hombre joven se quejaba por el golpe que había recibido en el rostro, acariciando la zona del golpe- ¿Quien eres tú? -escupio amenazante, elevando la escoba al aire dispuesto a dar otro golpe-Responde animal o te golpeó.

-Soy el novio de una de las chicas de la fraternidad-declaro, levantándose del suelo-queria entrar por la ventana de su cuarto, pero la del ático era la única abierta.

-Y porque no simplemente tocaste la puerta como una persona normal-dijo con desconfianza.

-Es que la señora Matthew me odia y no quería toparme con ella ni con...-trago en seco, viéndolo de arriba abajo-tigo.

-Que lástima-bufo-ahora tendrás que salir de la casa, por el mismo lugar por el que entraste-este iba a protestar, pero cerró la boca cuando vio la mirada amenazante en los ojos del chico frente a él. Y prácticamente Jake lo empujo por la ventana, cayendo en la nieve, pero era una caída que se podría comparar con caer en una gran y suave nube de algodón. Cerró la ventana con seguro, no deseaba llevarse más sultos por culpa de ese tipejo, apagando la luz bajo al fin de aquel frío lugar, regresando a la comodidad de su cama, sin ser consiente que de no ser porque subió al ático aquel joven se entró de intruso a la casa iba a ser asesinado por culpa del acosador que no paraba de llamar.

[...]

A la mañana siguiente, cuando bajo a causa de que el teléfono no paraba de sonar, tuvo que dejar el llamado de lado cuando vio nuevamente aquel intruso estando a los besos con una de las chicas, y tomando la escoba lo golpeó en la espalda baja con una gran fuerza y precisión que hizo que el palo se rompiera en el acto, el joven soltó un grito lleno de dolor ante el golpe-Te dije que no quería volver a verte-ninguno de los presentes dijo nada, y aquel intruso se retiró de la casa, aún algo adolorido no fue al hospital. La novia de este no dijo nada al respecto, temiendo tener el mismo destino que este, subió a su habitación. Por su parte Jake fue atender la llamada que había pospuesto por esto, pero el receptor había cortado la llamada, extrañado por esto, q un así no quiso navegar más en el asunto, yendo hacer su café matutino, mientras que fuera de la casa, alguien arrastraba el cadáver de aquel intruso lejos de la vista de un metiche indeseado.

Esferas rotas ᴮⁱˡˡʸ ᴸᵉⁿᶻDonde viven las historias. Descúbrelo ahora