Pista 7. IDWT$

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°°No puedo decir que estoy furioso,
esto es entretenimiento, quiero lo que tienen,
y lo voy a tomar.
Lamento si soy cínico, mi agua está llena de químicos, ya no se de qué estoy hecho.
Y te despiertas con temblores en tu cama,
buscando algo que te empuje en el día.°°

°°

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—¿Sigues dormida?.-mi voz era casi un susurro, Yuuki se removió y asomó la cabeza por encima del futón. «Parece un cachorro en verdad.» pensé al verla adormilada y tratando de incorporarse, su cabello estaba despeinado en todas direcciones, miró el reloj, el cuál indicaba las dos de la madrugada.—No...-susurró abriendo los ojos.

Desde nuestra discusión tres días atrás, Pochi se volvió...fría. No me gustaba, pero tampoco podía decir nada, yo no le daba razones para intentar entrar en mi mundo, ¿Por qué me incomodaba tanto abrirme a ella?¿Tal vez la sensación de ser juzgado? Era algo que ciertamente nunca me importó, pero ahora era un poco de eso.

—Tu dueño debe irse, ¿No te vas a despedir?.-acaricié rudamente su cabeza y ella se movió de un lado al otro buscando no ser tirada por los movimientos bruscos.—Pochi...se portará bien.-susurró apenada y sonreí acercando su rostro al mío. Sus labios levemente resecos y lastimados por su ansiedad se veían bien.

Pero no podía tomarla de esa forma, dejaría de ser un perrito bueno y obediente, podría incluso tomarse atribuciones que no le competían, justo como todas las mujeres que pasaron por mi cama, eran molestas y yo odiaba las cosas molestas.—Buena chica, puedes tocar todo lo que quieras, excepto ese armario.-señalé el armario pequeño en la habitación.

Ahí habían cosas que bueno, no le harían ningún bien. Ella asintió distraídamente, no confiaba en nadie pero esa chica estaba acostumbrada a seguir ordenes sin chistar, su madre debió pasarla bien adiestrando a un cachorro así, le debía las gracias.

En la puerta, noté que ella removía sus pies incómoda, giré la cabeza para analizarla mejor. Sus mejillas se ponían cada vez más rojas y se veía...linda.—Toma.-dijo sacando detrás suyo sus manos, mostrándome a la jirafa de peluche que le compré, la tomé confundido.—Trae de vuelta a Kirin, sin falta.-no pude evitar reír.

—¿Y qué si no?.-la estúpida jirafa me veía con esos ojos de botón de un color negro.—Me iré para siempre.-susurró y jalé de su cabello.—¿Ah si? Inténtalo.-murmuré enojado, esa chica era capaz de mandarme de golpe a otros estados de ánimo poco sanos, sus ojos viajaron por mi rostro y se mantuvieron pasivos, la solté y chasqueé la lengua.

Si ella no reaccionaba a mi agresividad era aburrido y perdía el interés rápidamente.—No hagas nada malo, Sanzu.-susurró antes de que yo cerrara la puerta, apreté la jirafa en mi bolsillo junto con la lista que ella me dió, ¿Para que querría todas esas semillas? Aunque, no podía negarme, para ser más preciso, no quería negarme.

Red Room. [SANZU HARUCHIYO x OC]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora