—¡Jenny! —Levanto la cabeza. Sonrío entre emocionada y nerviosa. Me acerco arrastrando la maleta para ir a su encuentro hasta que unos brazos me rodean con fuerza balanceándonos de un lado a otro.
—Es un placer volver a verte —correspondo al abrazo mientras una pequeña sonrisa se deslizaba por mis labios.
—El placer es mío. Mira cómo estás ahora, estás más guapa y más alta. Y... ¡Oh, cielos cortaste tu cabello! —Me mira con asombro pero de pronto me mira nerviosa— No es que te quede mal, de hecho se te ve espectacular y te hace ver más delgada y resalta tus curvas...
—Emily —digo entre risas—. Tú también estás esplendida —se sonroja murmurando "gracias" por lo bajo— Gracias por venir a recogerme al aeropuerto, enserio que te lo agradezco.
—Descuida, para eso están las amigas —me guilla un ojo. Toma mi maleta de mis manos y comienza a salir hacia el estacionamiento conmigo siguiéndola de cerca.
Estos tres años fueron los más lentos años que han pasado en mi vida. Desde que dejé Los Ángeles atrás todo lo que ha pasado en lo que transcurría el tiempo ha sido tan... vacío y carente de vida.
Revivir noche tras noche mi pasado en horribles pesadillas, extrañar mi vida en Los Ángeles, revivir los momentos y recuerdos con Ethan... han sido mi pan de cada día o mejor dicho mi cruz.
Martirizarme por las decisiones precipitadas, no poder dormir debido al insomnio y los pensamientos que hacían eco una y otra vez dentro de mí, incluso las infinitas ganas de querer marcar el número de Ethan y siempre por cobardía apagar el celular y dejarlo de lado.
Nunca pude reunir el valor suficiente para contactarme con él y mucho menos con Justin. Cuando lo intenté después de que reuniera el valor un año más tarde fue... difícil. Entendía que estuviera bastante enojado conmigo por irme sin explicaciones pero gracias a Emily como intermediaria pudimos arreglar las cosas entre Justin y yo, pero nunca fui capaz de contarle la verdad del porqué de mi marcha y mucho menos a Emily. Ninguno de los dos sabía sobre mi pasado y esperaba al momento indicado para poder contarle la verdad a ambos porque se los debo.
No sé cómo surgió la amistad entre Emily y yo, pero creo que fue inmediatamente sin querer recibir nada a cambio por su ayuda comenzamos a hablar más por mensajes y hasta algunas veces por llamada. Todo fue tan espontaneo que se convirtió hasta lo que es hoy en día y déjenme decirles que nos llevamos muy bien la verdad.
Mi madre y yo nos habíamos mudado a Reino Unido en la ciudad de Tucson, Arizona. Nos decantamos por esa ciudad ya que Londres sería una de las ciudades más llamativas y como mi madre quería que estuviera aun así en una prestigiosa universidad pues me inscribió en la Universidad de Arizona. Ingresé a la universidad inmediatamente me instalé, ya que no quería estar ahogándome en mis pensamientos y buscaba algo con lo que mantener mi mente lo suficientemente ocupada.
Ya sé que quizás dirán: ¿Por qué regresé a Europa si ahí es donde vive el causante de todas y cada una de mis pesadillas?
Es porque no hay mejor manera de esconderse que hacerlo cerca que es donde será el último lugar donde te buscarían, o algo similar había dicho mi madre.
Cuando ingresé a la universidad no había una carrera en específico que me llamara la atención, por lo que como sugerencia de mí mamá escogí la que me dará más facilidad laboral una vez egresada: Administración de Empresas, que es exactamente lo que estudió ella y en lo que trabaja actualmente.
El primer año de universidad no estuve interesada en relacionarme con nadie, estaba en modo piloto automático, como recordarán a mí no me gustaba tener amigas cerca por lo tanto me limité a hacer mis trabajos y tareas en solitario. Así pasaron los dos años hasta cumplir tres y es donde dije basta. Ya no podía seguir así con la misma rutina, los mismos arrepentimientos y la misma agonía de todos los días.
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El precio de amarte ©
Roman pour AdolescentsLibro #2 de la bilogía "El precio" Tomando la decisión de marcharse de su ciudad huyendo de los fantasmas del pasado que amenazaban con destruirla una vez más, Jennifer, se va sin decir adiós, dejando a su chico de ojos azules con un corazón roto y...