EthanCada día se repetía la misma rutina desde que tenía dieciocho años, desde aquel día donde me condené a vivir como una basura. Limitarse a entregar tu cuerpo a mujeres que solo te ven como un muñeco, un objeto que solo debía moverse tal y como se le dictamina, sin quejas, sin rodeos y sin peros.
Las decisiones del ayer, son las que determinarán quien eres hoy. Por lo tanto, hoy era una basura, un gigoló, un prostituto, esclavo sexual o como mayormente he escuchado a lo largo de estos cuatros años dentro de este mundo, una puta.
Al principio no me importaba cuando inicié esta profesión. Me sentía deseado y llegué hasta pensar que era divertido, tenía muchos billetes solo por una noche con mujeres casadas, viudas o solteras. Podía comprar cosas a mis hermanos y podía empezar a comprar aquellas cosas para mí que nunca tuve.
Estuve en la cúspide de la pirámide. Jugué a ser increíble, imparable e imprescindible. Cuando en realidad, estaba tejiendo mi propia prisión de expectativas ajenas, roles intercambiables y transformándome en el títere de muchos titiriteros. Era joven, ingenuo y estúpido. No tenía idea de lo que me deparaba el mundo, no conocía la realidad. Quise ser el rey cuando solo era el peón del tablero de la vida.
Éxtasis era un bar común y corriente para todo aquel que le brindara una sola mirada, gritaba lujo y dinero por todos lados tan solo al verlo. Conocido por su exclusividad y proteger la privacidad de todos sus clientes. En realidad, era el lugar donde todas las personas adineradas, políticos e incluso famosos pasaban a soltar sus demonios creando el infierno. Nadie podía entrar fácilmente en sus dominios, pero para aquellos con la llave dorada, la realidad se desdoblaba en excesos y desenfreno. Era un santuario de secretos, donde las apariencias se desvanecían y las sombras de sus dueños se proyectaban en cada rincón oscuro, ocultando verdades incómodas bajo el destello superficial del glamour.
Quizás dirán que todas las bebidas y salones que tenía el lugar eran el espectáculo y lo más atrayente de todo el lugar. Sin embargo, se equivocaban. La mercancía a la que todos venían a gastar fajos de billetes éramos los trabajadores. Dentro del club éramos meseros y bartenders normales. No obstante, éramos las joyas del lugar. Hombres y mujeres de buena presencia, bien vestidos y hermosos, los muñecos perfectos. Ningún cliente por más dinero y poder que tuviera no podía con los trabajadores al menos que pagara la tarifa por aquella persona. Así era como operaba el lugar donde trabajaba, donde estaba condenado.
Intenté salir de esto muchas veces, me negué a aceptar clientes por un tiempo mientras salía con Jennifer. Las cosas fueron difíciles, mi única fuente de ingreso fijo y alto, lo había cortado de tajo y tuve que enfocarme en trabajar en la tienda de música de mis padres para pagarles a los empleados y además del mantenimiento de cada uno de los instrumentos, sin contar los gastos en casa.
Me vi sofocado ante la cantidad de responsabilidades que llevaba en mis hombros a pesar de estar acostumbrado. Era como un pez fuera del agua, me era difícil poder respirar cuando estaba en la soledad de mi habitación y tener que pensar en todo. Sentía paz al verla a ella y a mis hermanos juntos, me repetía que valía la pena seguir intentando por esta pequeña felicidad.
Hasta que ella se fue. Perdí el optimismo y las motivaciones para salir a la superficie. Me repetía una y otra vez en qué había fallado para que se fuera.
¿Notó que estaba sucio? ¿Qué no merecía tener a alguien para mí? ¿Qué quizás no era lo suficiente para ella?
Era un ciclo sin fin de estos pensamientos. Me ahogaban, me destruían y me sumergían a lo más profundo de mi oscuridad. No me ayudó encontrarme con la Sra. Grayson en esos días, ella fue la causante de que esta oscuridad, este odio hacia mí mismo creciera cada aún más.
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El precio de amarte ©
Novela JuvenilLibro #2 de la bilogía "El precio" Tomando la decisión de marcharse de su ciudad huyendo de los fantasmas del pasado que amenazaban con destruirla una vez más, Jennifer, se va sin decir adiós, dejando a su chico de ojos azules con un corazón roto y...