Iguales

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El Irken celebraba su altura, ¡había sido el más alto! ¡por sobre todos! Se burlaba de la audiencia y reía, ¡ahora todos lo obedecerían! ¡sólo por ser alto! Cómo amaba el sistema de elegir gobernante de su planeta.

Pero, ¿qué era eso? Un mediano mensajero corriendo hacia la plataforma, nervioso e inquieto. El Irken superior que se encargaba de la medición tomaba el telegrama y su rostro se tornó en sorpresa y angustia, dramático exclamaba «¡No! ¡No puede ser!»

Tensó a al recién campeón, quien le preguntó por qué pasaba, y el viejo Irken le mostró las letras, casi estrellandolo en su cara, pudiendo leer:

De este lado hay alguien que mide igual

Nuestro buen matrimonio improvisadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora