Conocimiento externo

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El tic y el tac no resonaban más que las quejas en la habitación.

Rojo y sus abogados se mostraban ofendidos, así como los contrincantes no se veían tampoco muy contentos con la persona ausente, pero eso no quitaba el hecho de las preguntas que ejercía de vez en cuando el de colores rubíes hacía todos en general, especializados en la materia con conocimientos los cuales él deseaba conocer, cuestionando por la situación que estaban viviendo precisamente, haciendo escuche de las diferentes alternativas, habiendo varias de hecho.

—... Se supone, íbamos a hablar de eso hoy, — Le mencionó cercano un abogado hacia Rojo, quien de hecho ya después de una hora de charla se encontraba relajado, en realidad todos disfrutaban de su compañía, conversaba sin obligarlos a perder la profesionalidad pero tampoco era obligatoriamente serio, podían apostar a que hubiera sido un buen colega, pero, ahí estaban, con la obligación de defenderlo y de refutarlo.

El total de quince personas yacían sentados, explicando y conversando sobre todas las dudas que tenía Rojo, incluso los del bando contrario eligieron por ser amables, a fin de cuentas solamente uno de los dos Irkens sería el Alto y si bien uno pensaría que perder un juicio de esas magnitudes por haber sido muy cooperativo sería una mancha en el historial imborrable, resultaba mucho más ventajoso hacerse amigo del ganador, a quien ya podían apostar por Rojo sin ninguna duda, estaban desilucionados de su mismo candidato, ya había tardado una hora más de lo acordado, asimismo Rojo llegó diez minutos antes, demostrando de igual forma una habilidad verbal que se equilibraba entre la amalgama del agrado junto a la inteligencia, resultándoles una compañía muy jovial.

— ¿Y hay un límite de tiempo? Porque seriamente, ¿no podemos declarar algo este mismo día? En vista de la ausencia de... él — Preguntó inocentemente, pero notándose la malicia en su intención.

El bando contrario se miró entre sí, ¿acabar con todo esto, con sus habilidades y tiempo ahorrado aprovechándose de un supuesto malestar? Resultaba tentador.

Declararon esperarlo un poco más para decidir el objetivo de la siguiente sesión.

Rojo preguntó si podía salir para pasársela con Jez, a lo que le respondieron que desafortunadamente no, debido a la naturaleza del encuentro, decidió no discutir más.

Finalmente tocaron la puerta de manera tímida al tiempo que un poco desesperada, esperaban que fuera de nuevo el azulado amigo que se había excusado de parte de Púrpura, para decir que definitivamente no iría y, confiado de esta idea, Rojo ocultaba una sonrisa triunfante, al tiempo que no fijaba su vista en la puerta (a la cual daba la espalda)

— ¡Buenas! — La sonrisa de Rojo se tornó a una mueca incrédula, ese no era el amigo azul — ¡Sí llegué! Me sentía mal y apenas pude levantarme de mi cama — Explicó rápido mientras le dedicaban miradas castigadoras, así como con las expresiones iba de lugar en lugar hasta saber dónde debía sentarse — Seguramente deben ser los nervios por ser el Más Alto — Bromeó mirando a todos lados, fue hasta que se calló que sus ojos hicieron contacto con la fúrica vista encendida de su contricante —... ¿Tú eres...?

Rojo apenas abría la boca para reclamar su presencia en la habitación, cuando uno de los profesionistas hizo debido eco en la sala, presentando el objetivo del encuentro y excusando brevemente el retraso del de tonalidades moradas, quien después de varios momentos de un inédito contacto visual buscaba incómodo un lugar donde refugiar su mirada, Rojo expresaba su repudio sin reparos.

— Así que, para empezar debidamente y como caballeros, señores, tomense de la mano y hagan favor de presentarse — Exclamó, haciendo que ambos lo miraran berrinchudos e incrédulos, como cuando te encargan un trabajo para época vacacional

Ambos hicieron sus respectivos ademanes: Rojo refunfuñó y se levantó vago; Púrpura movió su rostro demostrando pereza y se paró sin dirigirle mirada.

Rojo suspiró, tratando de relajarse dejo caer sus brazos y comenzó a hablar:

— Bueno, soy Rojo — Extendió su brazo izquierdo, dando a entender con su lenguaje corporal que claramente no le agradaba Púrpura, esté lo tomó con desagrado igual.

Se estrecharon firmemente, por fin manteniendo sus ojos paralelos el uno con el otro, pudiéndose jurar odio eterno sin necesidad de palabras... aún

— Púrpu... Espera, ¿tu nombre es un color?  — Preguntó sin intención de burla, por el contrario, era curiosidad pura, puesto que su tono comenzó con la misma profundidad dramática para después no creerse aquel hecho, Rojo perdió su estabilidad y sonrojó sus mejillas, no tenía esa pregunta prevista en todo su ensayo de la situación.

— Sí — Tartamudeó — ¿Y tú cómo te llamas? ¿Pulpo dijiste? — Contestó avergonzado, así como sus preguntas las hizo apresurado y escandalizado, tanto que hasta olvidó el hecho de que él ya conocía su nombre.

— ¿Oye es la primera vez que te hablo y ya te hice sonrojar? Vaya que el nombre te va bien — Comentó con picardía, causando que la paciencia de Rojo explotara y retirara su apretón

— ¡No estás en condición de hacer estás estúpidas bromas! ¡¿Cómo te llamas?!

— Soy Púrpura — Correspondió pacífico, con una sonrisa burlonamente amistosa en sus labios

—... Oh, sí... Tu nombre es un color — Recordó

— Sorprendido ¿verdad?

— Me das igual — Espetó para soltarse de él tal cual una soga y se volvió a sentar, sin dejar de verlo con severidad. — ¿Podemos hacerlo rápido, por favor? No quiero llegar tarde a otros planes — Exclamó con vanidad.

Hubiera sido contestado por Púrpura, si no fuera porque este ya no se veía en una buena situación para seguir peleando como si fuera un niño, teniendo que guardarse sus bromas y prestar atención a lo que le decían.

En realidad lo que hicieron fue poner al corriente a Púrpura, pusto que el asunto ya había sido anunciado a Rojo ante sus emergentes dudas.

— Se llevarán a cabo dos procesos, tanto para elegir la forma de disputa del puesto como el de la misma competencia. — Hizo una pausa — Hay varios tipos de formas para esta decisión, la cual se elegirá según las condiciones en que estemos sometidos, pero principalmente nunca va más allá de una votación por parte de ustedes dos, mis señores, sólo deben ponerse de acuerdo y se dará comienzo a la opción que hayan elegido. — Finalizó juntando sus manos, dirigiendo su atención a ambos polos, no parecían cooperativos.

Otro Irken, del bando de Púrpura ahora, se posicionó junto al otro en el centro de la mesa después de suspirar

— Señores míos, entiendo que está no sea la situación más cómoda para ustedes, mucho menos habiendo empezado así, pero les pedimos madurez en este asunto, fuera de una competencia para un gran puesto que tiene jugosas ventajas, estamos hablando del futuro y rumbo de toda nuestra civilización, como posibles Altos es en lo que se deben de fijar, no en cualquier otra cosa — Expuso, logrando enfriar (al menos) a Rojo, quien bajó la mirada ante el regaño y empujó el orgullo de su cara, él no estaba ahí por vanidad, estaba para demostrar ser el mejor.

Mientras Púrpura, bueno, él nunca recibía con calidez las amonestaciones, pero no comentó nada al saber que tenía razón, pero para él no funcionaba así, sólo quería ganar, sólo quería tener esos dulces azucarados todos los días a lado de su sofá, sólo quería pasearse por todo el universo y hacer grandes órdenes, quería ver el universo arder.

Pero sabía que tampoco podía, así que, hasta que no estuviera ahí, no buscaría un equilibrio para sus deseos.

— Está bien — Dijo en medio del seco ambiente Rojo, siendo correspondido por su contrario sólo unos instantes después.

— Ah... Gracias. — Manifestó el abogado — Bien, está sesión era simplemente para sentar las bases y para que se conocieran, las próximas hablaremos sobre las distintas formas de resolver esto, lo que conlleva y sus procedimientos; ustedes saben. Finalmente fijaremos una fecha para que ustedes nos digan por cuál se decidieron, ¿están de acuerdo? — Ambos asintieron — Bueno, entonces sin más, pueden retirarse señores

Ambos se levantaron y salieron lo más pronto posible, golpeándose en la puerta por tal acto apresurado.

Nuestro buen matrimonio improvisadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora