Amigos

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— Púrpura no puedes dejar que esto te derribe — Habló chillón un Irken de estatura medianamente baja hacía el mencionado, quien estaba desganado sobre un sofá rosado.

— Esto no me derribará idiota — Lo apartó estresado, tenía el ceño fruncido y se acariciaba la sien, tratando de procesar su situación. — Sólo que es una estupidez que de tantas generaciones de altos, ¡yo! haya tenido este estúpido problema.

— Oye un día debía pasar, y lo lamento pero te pasó a ti — Exclamó otro de tonalidades moradas cenizas en sus ojos, era como ver el color de una frambuesa chamuscada. — ¿Y qué planea hacer, mi alto? — Interrogó risueño pero apacible, logrando una altanera sonrisa en Púrpura

— ¡Oye sí! ¡Fuera de todo este embrollo, soy el Más Alto! ¡El maldito rey y soberano del imperio Irken! — Se sentó conforme hablaba, creando ademanes con sus manos, al culminar sus compañeros le aplaudieron sin mucho bullicio, pero bien que sentían su fervor, tener el título de El Más Alto no era para menospreciar y todos se sentían sumamente afortunados de haber hecho caso a las pláticas y tardes del violáceo, ahora sin querer ya eran amigos del, como dijo él, rey y soberano del imperio Irken.

Sólo por ser alto.

... En veces la vida es ridícula.

— Bien Púrpura, pero yo también tengo la duda de qué harás, estás en una disputa y tú eres tu propia herramienta, eres tu propio reino por ahora, ¡debes defenderlo! — Señaló una fémina, siendo la única mujer y primera amiga de dos del grupo (entre ellos Púrpura).

Dina era una Irken dramática pero con determinación, se le podía perdonar sus ademanes innecesarios cuando observas que realmente cumple todo lo exagerado que promete, así le tome miembros, sudor, lágrimas o sangre, pudiendo así ella clamar más atributos, siendo de hecho la más exitosa del grupo.
Pero también era la más pequeña, teniendo que valerse un lugar entre los mejores.

Ter era a quien correspondían los ojos rosados ceniza, personaje que por mucho tiempo había disputado con Púrpura sobre la diferencia de altura entre ellos dos, resultando de hecho el tercero más alto de aquel lado del globo, siendo superado por otros cinco tomando ya toda la población, sin embargo no parecía afectarle suficiente como para desarrollar rencor, sólo pensaba en la oportunidad que estuvo a seis lugares de ser suya, de todas formas disfrutaba de su puesto en los ámbitos de aeronáutica en la armada.

El restante era Min, un Irken de dudosa... personalidad.
Es que se podía dudar de varias cosas sobre Min. Ni siquiera se podía tener certeza de cómo es que se había metido al grupo y de cómo se había mantenido en él, parecía un colado del que todos disfrutaban de vez en cuando. Solía rondar entre varios conjuntos de amigos, pero parecía que todo el mundo lo reconocía por ser amigo de los otros tres, era su punto de reunión.

Finalmente, se encontraba Púrpura, quien comenzó a llamar la atención de tanto compañeros como jefes cuando a cierta edad creció exponencialmente, como si el destino se hubiera estado esperando para darle su crecimiento, habiendo sido tratado como un Irken común y corriente durante mucho tiempo, de hecho, aún después del respeto que emana una altura alta, seguía siendo un pobre idiota. El idiota de muchos otros.

¿Será que podría cambiar eso?

Nuestro buen matrimonio improvisadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora