Fiesta y aburrimiento

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— ¡Rojo! — Jez entró sin tocar y corriendo a los aposentos de Rojo, interrumpiendo la bitácora que estaba narrando hacia su UCI — Oh... ya lo sacaste, hacía mucho no lo veía

— Desde la última que nos vimos, ¿qué quieres como para no tocar?

— Disculpe señor modales, pero... — Limpió sus telas y rio — Habrá una fiesta, todo aquel que no es aburrido en la torre ya está enterado e irán 

— ¿Ya conoces a toda la torre? — Preguntó risueño, sorprendido y con un aura refrescante 

— No, pero, vi varios grupos de Irkens de los cuales no me imaginaba para nada ver aquí, pensé que había solamente viejos hablando sobre la "vieja escuela" — Burló, causando la risa escándalosa que parecía ausente desde hacía mucho en las cuerdas vocales contrarias 

— ¿Y no? 

— Hay muchos jóvenes Rojo, es fantástico, y me enteré porque un Irken como... de este vuelo — Ilustró la altura —, anda invitando a todos a diestra y siniestra, me invitó — Contó con intervalos de risa de intermedio — Y me dijo que invitara a más personas divertidas, así que, aquí estoy y todos sabemos las anécdotas que creas en cualquier lugar — Se recargó en su sofá con mirada suplicante, fue empujado afablemente, Rojo reía con ligereza — ¿Entonces? ¿Iremos? 

— Uhm... Yo diría que... ¡No! ¡No puedo! — Exclamó sorpresivamente, parecía que daría el sí

— ¡¿Qué?! ¡Rojo, ¿hace cuánto no vas a una jodida fiesta?! 

— Hace mucho pero te juro que no puedo — Confesó con verdadera lástima tanto en su rostro como en su voz 

— ¡Ya no tienes exámenes ni misiones! ¡¿Qué se supone que tienes que hacer hombre?!

— ¡Mañana empiezan las deliberaciones Jez! ¡Y no voy a dejar que un maldito escándaloso me gane por no haber estado preparado! Si lo que he visto es fiel, él irá a esa fiesta, ¡es una oportunidad de debilidad que no puedo desaprovechar, hombre!, debo recapitular y ordenar toda la presentación, los porqués debo ganar en un debate de habilidades y simplemente debo descansar bien para esto, ¡no quiero tener la necesidad de sueño a horas de la reunión! 

— ¡Aaaah! ¡Tienes muchos puntos, pero...! ¡Rojo! ¡Es que...! — Se levantó y le dio la espalda, para después volver a girarse y sujetarlo de la cabeza rápidamente — Te juro que me divertiré por los dos, te quiero o lo que sea, yo me debo preparar mentalmente y tú también — Habló en sólo cuestión de segundos, al tiempo que se dirigía a la puerta y lo apuntaba, Rojo entendió y le agradeció que no haya hecho más drama, chocaron sus puños y salió, no sin antes exclamar: — ¡Y cuidado con ese pulgar, que en cualquier momento nomás te darán el cuchillo y te pondrán frente a toda la población! 

— ¡Sí y espero que estés ahí para atraparlo! 

— ¡Se lo aseguro señorón! ¡Suerte! — Gritó desde las afueras del espacio ya, dejando a Rojo con una sensación agridulce, mas agria que dulce, era el sentimiento de un sacrificio del cual por alguna razón te intentas convencer de que valdrá la pena.

Al menos se divertía practicando sus presentaciones.

Nuestro buen matrimonio improvisadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora