Cap. 43 Apoyo

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Juliana

Michell: ¿Qué piensas hermanita?

Juliana: Solo medito en toda está locura.

Michell: ¿No soportas a mamá?

Juliana: Mamá no sé la está haciendo nada fácil a Val

Michell: Solo pienso cuando le presente a mi novia.

Juliana: ¿A poco ya tienes novia?

Michell: Si, voy en serio con esta chava, ella es una mujer especial en mi vida, espero que cuando vayas a México puedas conocerla.

Juliana: A huevo

Michell: Me encantaría primero presentarte a mi novia a ti porque Lupe los años no le están cayendo bien.

Sonreímos ambos, y miramos desde el balcón esa gran ciudad, hicimos silencio, el entonces hablo y removió mis más terribles miedos.

- Juli, no tienes que esconderte en ese traje de Súper Mujer, eres una mujer valiente, guerrera, capaz, pero también tienes debilidades y cicatrices de guerra, que te enseñan que eres ser humano, y necesitas ayuda, pedir ayuda no es malo, no te quita lo valiente, sé que hay muchas cosas que tú pudiste atravesar en esa cárcel, y que nadie más sabe, esa Juliana que salió de ese lugar es tan diferente a la niña dulce, a mi hermanita tierna, a veces medio amargada, hasta que llegó Valentina y sé que necesitas desahogarte, liberar cosas.

Le da una media sonrisa porque él estaba dando en el punto, mi hermano sabe lo que significa para mí. No dije nada, deje llevarme por mis pensamientos, él se levantó, me dio un beso en mi cabeza, me gustaba cuando Michell se ponía en modo lindo, y sabía mantenerse callado cuando tenía que hacerlo. Me susurró antes de irse.

- Eres la mejor hermana que pude haber tenido.

Juliana: Lo dices porque no tienes otra hermana.

Michell: No me arruines mi momento

Sonreímos ambos, teníamos ese humor para arruinar las cosas, pero era nuestra forma de amarnos.

Luego de una hora decidí irme a la cama, junto a mi mamá, quien no quiso que durmiera en el sofá, ella quería que durmiera junto a ella, así lo hice, estábamos agotadas y ella ya se había dormido, me duche, me cambié y le acosté a su lado, hasta que sentí, que me abrazo y me hablo con sus ojos cerrados.

Lupe: Te amo Juli. Siempre serás mi niña, así hayas crecido.

Juliana: Te amo Ma

Eso fue lo único que dijimos, me quedé dormida, cuando sonó mi alarma, recordé que no le había dicho a Guille que no iría a trabajar, hoy tampoco.

Me levanté, le envié un mensaje a Guille y me fui a duchar, me aliste, al salir olía demasiado delicioso en mi cocina, era mi mamá la que había dejado impregnado el buen olor a comida en mi casa, preparaba el desayuno, me detuve ante esa escena.

Juliana: Mamá no sabes cómo extrañaba ese olor, que despierta mis sentidos gustativos.

Lupe: Buenos días mija. Quería consentirte.

Juliana: Gracias Ma

En eso se escucha que tocan a la puerta, esa tiene que ser Val. No había revisado mis mensajes, y fui a abrir.

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