Cap. 50 No es el momento

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Valentina

Ayer había preparado una gran sorpresa para mí novia, una cena romántica, bajo la luz de las velas, quería hacerle una proposición, sé que apenas tenemos 23 años, pero yo estoy completamente segura que la persona con la que quiero pasar el resto de la vida es con Juliana, desde que la conocí sentí que algo nos conectó, estábamos destinadas a estar juntas; observo el anillo que le compré, ayer estaba tan decidida de pedirle a mi novia que se comprometiera conmigo, no fui capaz después de todo lo que le escuché decir, no me debería de afectar porque ella me ama, pero me hizo pensar que tal vez es muy pronto para tomar esa decisión.

Siento que unos pasos vienen hacia mí así que escondo rápidamente el anillo, y tomo mi taza de café. No quiero que Juliana se dé cuenta del anillo, al menos no es de esta forma que quiero entregárselo.

Hoy es un día difícil, hoy le toca a Jacobo declarar en el juicio en contra de mi papá, lo voy a tener que ver, y no es algo que quiera hacer, me hizo mucho daño. Siendo mi padre me daño, daño a mi mamá y lo que le hizo a Juls eso jamás se lo voy a perdonar. Ella se acerca por detrás y me da un beso en mis labios.

Juliana: Buenos días mi amor.

Valentina: Buenos días mi vida

Juliana: ¿Cómo te sientes para hoy?

Valentina: Un poco ansiosa, porque por fin, podremos hundir definitivamente a León, pero tengo que verlo, tengo que estar frente a él nuevamente.

Juliana: Todo va a estar bien.

Ella se acercó a mí, me levantó, pasó sus manos por mi cintura, me apretó a su cuerpo y yo pasé mis manos por detrás de su cuello, acercamos nuestros rostros. Y fue tan lindo lo que me dijo.

- Te voy a estar cuidando, no te pienso dejar de nuevo. Voy a estar contigo amor; tu papá hizo mucho daño eso es cierto, pero le llegó su hora de pagar todo el daño que causó en tu vida y en la vida de mi familia. Ahora estamos juntas y nada nos va a separar de nuevo. Te amo Val, siempre te voy a amar, me harían falta varias vidas para dejarte de amar.

Valentina: Eres tan hermosa, me voy derretir de amor.

Besé sus labios, esos labios que me envuelven siempre, esos labios hermosos, sus besos son puros, son delicados, son ardientes, son míos, solo míos.

Juliana: Anoche estabas muy arreglada, lo que me hace pensar en esa sorpresa, siempre tan hermosa, pero anoche tenías un brillo especial.

Valentina: Pensé que no lo habías notado.

Juliana: Cómo no voy a notar cuando la mujer que amo, prepara una rica cena, velas, vino y le brillan los ojos. Estaría ciega si no me doy cuenta. ¿Cuál era esa sorpresa?

Valentina: Solo quería tener una linda noche junto a ti, no quiero que te aburras de siempre lo mismo, que con tantas ocupaciones que tengo se apague la llama de este amor.

Juliana: ¿Qué tonterías dices amor?, sé que vamos a tener días difíciles, pero no podría cansarme de ti, ni en un millón de años. Fuera de que te amo con toda mi alma, disfrutó estar contigo en todas las facetas, en la cama y fuera de ella, llegar a casa cada noche después de un día bueno o malo y encontrarme con tus brazos es algo que no tiene punto de comparación.

Valentina: Pues me sucede lo mismo. Y ya que hablamos de la cama, yo quería decirte algo.

Juliana: ¿Quieres una ronda a esta hora?

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