Cap. 41 Mis temores I

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Juliana

No me siento capacitada para todo lo que significa esto, aún estoy absorta por todo lo que Val me dijo, aprendí a través de todos estos años, que debo estar lista para recibir malas noticias, porque eso era lo que sucedía constantemente en mí, las buenas cosas no me suceden a mí, ahora estar con Val, vivir mi amor con ella, es algo con lo que estoy lidiando, que mi mamá se oponga a nuestro amor es algo con lo que estoy lidiando también, que ellos estén en México y yo en New York no es algo que me gusta, pero lo sobrellevó, pero que mi papá este vivo, que nunca nos dijo una palabra, ni siquiera sé si es algo bueno o algo malo, ahora estoy aquí abrazada a Val, y de repente esperando que vengan a mi casa mi papá muerto y mi mamá a la que la última vez solo me desprecio por mi preferencia sexual.

Tocan a la puerta y definitivamente deben ser ellos, Val me mira, y nos levantamos, ella intenta ir en dirección a la puerta y el tomo de un brazo, mis ojos se humedecieron, trato de esquivar mi mirada y le hablo a mi novia.

- Estoy llena de miedos, no sé cómo lidiar con esto, es tan extraño, mi papá nunca fue capaz de hablar con nosotros, y ahora se aparece de la nada, tantas veces que lo necesite y ahora está aquí.

Valentina: Baby no me iré, aquí estaré, y estará tu mamá y Michell y tu papá está dispuesto a que preguntes lo que sea.

Estoy tan ansiosa, mi respiración comienza a agitarse, no es justo, nada de esto, ¿Mi mamá estará para apoyarme? Si cuando supo que me enamore de una mujer me dio la espalda, ¿Estará para apoyarme? No sé cómo reaccionar ante este señor.

Ella me dio un casto beso en los labios dándome apoyo moral y fue en dirección a la puerta a abrir, en efecto eran mi mamá, quien olvidó los modales y pasó sin darle un saludo aunque sea por cortesía a Valentina, Michell quien saludo de abrazos a Val y Jacobo, mi papá, mi gran amor de niña, yo corría para verlo siempre que llegaba de viaje, en sus últimos años viajaba mucho, y solo lo veíamos cada fin de semana. Verlo era mi alegría, yo amaba a mi padre, estaba un poco más adulto, pero se veía bien, algunas canas sobresalían y esos ojos que me cautivan siempre, ya no soy una niña, pero siento esa misma sensación. Todos se dirigen hacia mí. Lupe es la primera en abrazarme dejando atrás el incidente en su casa la última vez que nos vimos y el que me ha ignorado todo este tiempo.

Lupe: Mija, ¿Cómo estás?

Juliana: Bien mamá

Luego Michell me abrazo y solo emitió una broma para serenar el ambiente, que estaba tenso.

Michell: Estás más enana, ven dame un abrazo de los buenos.

Me abrazo mi hermano y detrás de él estaba Jacobo, mi papá, mi héroe. Literalmente se volvió mi héroe, fue quien me saco de la cárcel y ayudo a Lucia y a la que hoy es mi novia. Gracias a él conocía Val, pero no puedo dejar de pensar en que todos estos años estuvo ausente, nos mintió y por muchas justificaciones que tenga, él nunca estuvo en nuestras vidas, por más de 15 años lo creímos muerto, él estaba muerto, me observa con reserva, es un extraño, no voy a abrazarlo, no creo poder hacer eso. Siento a Val, tomar mi mano, entrelaza nuestras manos, acaricia mi mano con su pulgar. Dándome fuerzas. Así que hablo.

Juliana: Hola

Jacobo: Hola hija

Él sonríe y al parecer ese hola fue suficiente para él. Sonríe solo porque dije hola, no sé qué más decir, agradezco a Valentina estar presente porque me ayuda a manejar mis emociones.

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