Capítulo 5

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Era de noche, hacía frío. No sabía qué hacía allí. Estaba en medio de un bosque, un bosque oscuro, donde los árboles parecían almas desesperadas por huir de ese lugar. Los sonidos de los búhos parecían gritos de auxilio. Solo llevaba un camisón negro, de tirantes, que le llegaba a las rodillas. Iba descalza, el suelo estaba mojado y no sabía donde refugiarse del miedo y la oscuridad. Empezó a andar, las ramas de los árboles caídas se le clavaban en los pies. Un aullido resonó por todo el bosque. Ella sabía que eso significaba que una manada entera lobos se estaba reagrupando. Cada vez tenía más y más miedo. Empezó a correr, no le importaba el daño que le pudiesen hacer los pies mientras huyese de ese maldito lugar. Sus piernas no aguantaban más, se tropezó con una raíz y al caer al suelo quedó cubierta de barro. Detrás suya oyó unos pasos acelerados corriendo hacia ella. Se temía lo peor. Cerró los ojos, no quería estar allí. Unos brazos la agarraron por la cintura y, delicadamente, la levantaron del suelo. No quiso abrir los ojos por miedo a saber quien era. Esa persona misteriosa empezó a andar con Laura en brazos. Estaba cansada, asustada y solo en imaginar que la persona que le había rescatado fuese un assesino en serie y que ella sería la próxima víctima, no pudo aguantar la presión y se desmayó. Al abrir los ojos se encontraba en una habitación preciosa y muy grande, parecía la habitación de una princesa. Las cortinas estaban abiertas y dejaban pasar toda la luz del sol. Laura estaba tapada con mantas de color de oro. Al intentar moverse notó que tenía un paño húmedo en la cabeza. La puerta se abrió delicadamente y un chico que le parecía conocido se acercó a ella muy despacio, se sentó al borde de la cama y contempló los ojos grandes y azules que le observaban tumbados en la cama.

- Por fin te has despertado.- Al oír esas palabras Laura se dió cuenta de que la persona que estaba sentada en el borde de esa cama era Victor.

- ¿Qué hacías en el bosque en mitad de la noche?-Laura no podía responder, se había quedado paralizada.

- No te preocupes, yo estoy aquí para cuidarte siempre que lo necesites.- Le quitó el paño húmedo de la cabeza y lo sumergió en un cubo de agua fría. Se acercó lentamente a Laura y antes de ponerle el paño mojado, le dió un beso muy delicadamente en la frente. Laura, al sentir esa sensación notó un escalofrío que le recorrió todo el cuerpo. Pero Victor no se quedó quieto al ver la cara de Laura sonrojada. Se acercó otra vez a ella, pero esta vez para susurrarle algo al oído.

- Todo saldrá bien.- El cálido aliento de Victor hizo que a Laura se le pusiera la piel de gallina. Cuando Victor se apartó del rostro enrojecido de Laura, sus miradas se encontraron. Esa mirada estaba llena de sentimiento, llena de significado. Laura se quitó el paño húmedo de su frente y se sentó con la espalda apoyada en la cabecera de esa enorme cama. Dejó el paño húmedo en la mesita de noche y al volverse a incorporar Victor la estaba mirando con esos ojos marrones. Entonces sabía que tenía que hacer, sabía que ese era el momento perfecto. Victor acarició delicadamente la larga cabellera que caía sobre los hombros de Laura y poco a poco se fué acercando a ella. Cerró los ojos y ella hizo lo mismo, lo había visto en muchas pelis pero ahora era su turno. Iba a pasar, su primer beso. Estaba a pocos segundos del sueño de su vida. Pero de repente la puerta se abrió. Una luz cegadora inundó la sala. Al abrir los ojos, Victor se había desvanecido, había desaparecido.

- Laura son las 12 del mediodía. ¡Llevas durmiendo toda la mañana!

- ¡Oh Julia! ¡Estaba teniendo el mejor sueño de toda mi vida!

- Que, soñabas que te estabas morreando con Victor eee. Pues tengo una mala notícia. Están aquí, pero para despedirse. Se van a Alemania.

- ¡Que!

- Sal de la cama y ven a despedirte.

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