Capítulo 12

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Un primer cohete iluminó el cielo de miles con de estrellitas verdes que se perdieron en el mismo instante. Al oír ese ruido, Laura giró su cabeza de forma repentina, pero lo que no se esperaba era que Frider estuviese tan cerca de ella. Podía ver sus preciosos ojos azules a cinco centímetros de su rostro. Su preciosa melena rubia que le llegaba hasta los ojos hacía de él un chico muy atractivo. Otro cohete volvió a iluminar el cielo, pero esta vez de color rojo. El rostro de Frider cada vez estaba más cerca de Laura, notó la mano de ese chico alemán rodearle la cintura hasta que sus cuerpos se encontraron. Los ojos de ese chico más alto que ella, le transmitían seguridad. Sabía cómo enamorar a una chica.  Frider podía notar la respiración acelerada de esa chica asustada que tenía a pocos centímetros.

- No estés nerviosa. - Le susurró.

Al acabar de pronunciar esas palabras se le dibujó una pequeña sonrisa en la cara. Laura se puso mas nerviosa aun. Parecía que Frider se lo estuviese pasando bien, pero para ella, eso, era una tortura. Laura no entendía el comportamiento de ese chico. Había visto muchas películas de amor y sabía que eso era imposible que le estuviese pasando a ella. Ella, una chica normal, no era extremadamente guapa, tampoco era popular. No podía entender que veía ese chico de pelo dorado en ella. Entonces sonó otro cohete en el cielo, y al oírlo, Frider se acercó poco a poco a la chica que tenía delante. Cerró los ojos, e hizo que por fin, sus bocas se juntasen. Notó los labios humedos de ese chico junto a los suyos, cerró los ojos para poder sentir esa sensación, la sensación más increíble que Laura se pudiera haber imaginado. Ese beso hizo que su corazón se detuviese por un segundo, hizo que se le pusiera la piel de gallina. Duró pocos segundos pero eso le bastaba, para ella esos segundos fueron los más increibles de toda su vida. En ese instante se dio cuenta de que no era un sueño. Ese era su momento, era el momento de su primer beso. Ese primer beso era mil veces mejor de lo que se imaginó nunca. Mucho mejor. Al separar sus labios abrió lentamente sus ojos y pudo contemplar ese rostro que cada vez era más perfecto.

- ¿Ya estás más tranquila?- Preguntó él sin borrar esa sonrisa. Laura se quedó sin palabras. No podía pronunciar ni un simple sí.

- Eres preciosa. - Dijo rodeando el cuerpo de Laura con el otro brazo. Frider no tenía intención de que eso se acabara. Sus majillas se sonrojaron en ese mismo instante. Otro cohete iluminó el cielo, y Laura pudo verlo reflejado en los ojos de ese chico tan perfecto.

- Me lo dicen a menudo. - Dijo Laura pasando sus brazos por encima de los hombros de ese chico de cinco centímetros más alto que ella. Una pequeña sonrisa se dibujó en el rostro de Laura. En ese momento Frider se abalanzó sobre los labios de Laura, y sonó otro beso. Pero ese beso fue diferente. Laura notó como la lengua de Frider se introducía dentro de su boca. Para ella era una cosa muy rara, y un tanto asquerosa. Pero dejó que ese chico jugase con su lengua. No tardó ni medio segundo a introducir ella la lengua dentro de la boca de Frider. Esa fue la señal que hizo que Frider aprovechara los brazos que tenía alrededor de la cintura de Laura, para arrimar aún más su cuerpo a ella. Eso, a Laura, le gustaba. Así podía sentir más las sensaciones, esas sensaciones que le hacían ver que los cuentos de hadas pueden existir.

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