☠ XXIII ☠

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No aguantaban más.

Habían pasado días, tal vez semanas o meses desde que comieron a otro humano y esa abstinencia los estaba volviendo locos. Izuku no creyó que volverse caníbal se haría una adicción como los artículos y documentales decían.

Katsuki no había pasado una época tan dura como esa, es verdad que había semanas duras, pero nunca las había resentido tanto.

-¡Mierda! -gritó al aire, revolviendo su cabello con desesperación, miró al pecoso desde el otro extremo de la sala -¡Es tu culpa!

El peliverde no dijo nada, no podía. Estaba amordazado y sujeto a la silla de la cocina.

-¡De no haber sido por tu estupidez de quitarte la peluca, no habríamos metido a los putos Todoroki en esto! -se levantó furioso y pateó la silla, haciendo que cayera hacia atrás y lastimando los brazos de su pareja -¡Puto inútil de mierda!

El oji esmeralda trató de defenderse, olvidando casi por completo que no era capaz de emitir palabra alguna de forma congruente. De sus ojos brotaban lágrimas por el terror ante la expectativa de volver a ser golpeado, peor aún estando atado a la silla, volviendo todo incluso más doloroso.

Entendía completamente el comportamiento del cenizo. Él también estaba enojado, sentía tanta cólera que si lo desataba, saldría de ahí y mataría a todos los demás inquilinos del piso e incluso se tragaría la carne cruda.

El oji rubí, al ver la desesperación, tristeza y rabia del más bajo, sonrió y quitó sin cuidado la cinta de su boca. Deleitándose con los gritos y maldiciones que inmediatamente sonaron en todo el lugar.

-¡Ten más cuidado, imbécil! -gruñó con furia -¡Si me quitaba o no la puta peluca, el estúpido de Shoto habría sido un dolor en el culo!

Se removió en el suelo, golpeándose y volteando la silla sin querer.

-¡No es mi culpa!

Sin decir nada, se arrodilló a un lado de él para quitarle las ataduras. El pecoso, sin esperar nada, al sentir sus extremidades ser liberadas, se abalanzó sobre su novio.

Parecían perros callejeros peleando sin ninguna razón aparente.

Izuku estuvo sobre el rubio por escasos segundos, lanzó puñetazos hacia la cara del mayor y soltó un jadeo al ser azotado contra el piso. Katsuki ahora era quien dominaba la situación.

-¡No me toques! -forcejeaba y se movía desesperado, haciendo más difícil el trabajo del otro para mantenerlo quieto -¡Quítate de encima!

No pudo seguir reclamando, los labios de su pareja lo habían callado con un beso salvaje que no tardó en responder. Sollozó al sentir cómo era mordido con brusquedad y salía sangre de su belfo inferior.

-Mmm -soltó el aire que había retenido y devolvió la mordida con la misma intensidad.

De las comisuras de sus labios escurría un leve hilo de sangre con saliva. Se besaron durante largos minutos, disfrutando del sabor metálico de la sangre que habían conseguido sacar sin mucho esfuerzo. Bakugo encajaba sus dedos en la piel del menor mientras este rasguñaba su espalda.

Se separaron violentamente cuando sintieron la necesidad de oxígeno. El peliverde terminó tirado cerca de la alfombra de la sala y el cenizo recargado en la pared cerca de la cocina.

Respiraban con pesadez tratando de tranquilizarse.

-Joder -murmuró y se limpió la boca con el dorso de su mano -Nos vamos a terminar matando.

Soltó una leve carcajada y todo volvió a quedar en completo silencio. Al menos hasta que una de las vecinas comenzó a perforar la pared. Ambos gruñeron con molestia y se levantaron con esfuerzo del suelo.

-¿Crees que ella esté sana? -preguntó con un tono de inocencia mientras sacudía sus extremidades adormecidas.

El más alto sonrió con complicidad -Supongo que sí, por algo está de caga palos con el puto taladro -caminó a la encimera de la cocina y tomó entre sus manos la cinta industrial.

-Nos darán las gracias -dio un pequeño saltito y se acercó a un baúl para sacar la sierra eléctrica que siempre usaban cuando descuartizaban a sus víctimas.

Katsuki asintió y salió tranquilamente del departamento, dirigiéndose al de al lado. Tocó la puerta, esperando a que la mujer cuarentona escuchara los golpes que poco a poco se volvían más violentos.

Al fin la puerta fue abierta, dejando ver a la fémina alta y delgada. Con ojos azules, cabello largo y de color púrpura oscuro.

-Oh, hola -saludó sorprendida de que el chico frente a ella fuera quien tocara su puerta, no era normal que él tomara la iniciativa para socializar -¿Qué se te ofrece, Kats?

-¿Estás haciendo reformas? -preguntó con una sonrisa que sus vecinos estaban completamente acostumbrados a ver, era un vecino muy amable a pesar de ser un poco extraño.

-Perdón por todo el ruido, solo estoy tratando de colgar algunas pinturas que hice hace unas semanas -explicó.

-¿Necesitas ayuda? -inclinó su cabeza y acomodó sus manos en su cadera.

-Uh… -pensó por largos segundos que se volvían considerablemente incómodos para el cenizo -No, puedo hacerlo sola.

-¡Oh, vamos! -insistió -Acabaremos más rápido y no tendremos que molestar a los demás por tiempo innecesario.

Rió divertida, a pesar de todo, se le hacía un joven muy lindo e incluso tierno -Está bien, pasa -abrió la puerta por completo y caminó hacía el interior del lugar.

Katsuki se aseguró de que nadie más estuviera en el pasillo, de lo contrario no podría hacer nada. Caminó hacia adentro y cerró la puerta detrás de él.

-Mira, son estas cinco -habló sin tener idea de lo que le esperaba -Quiero colocarlas justo sobre la televisión.

-Son bonitas -murmuró observando los cuadros que estaban recargados sobre el sofá de cuero color blanco.

-Gracias, cariño -se giró hacia él y borró su sonrisa -¿Qué…?

Rápidamente colocó un trozo de cinta en su boca para evitar que hiciera ruido. La tiró al suelo y la sujetó con fuerza del cuello para quebrarlo.

La mujer pataleó desesperada y asustada, solo esperaba que fuera una broma de mal gusto la soltara. Nunca pasó.

La dejó ahí tirada y volvió a su departamento para llamar a Izuku, quien lo esperaba emocionado con una bolsa de basura y la sierra en sus manos.

La dejó ahí tirada y volvió a su departamento para llamar a Izuku, quien lo esperaba emocionado con una bolsa de basura y la sierra en sus manos

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Bloody Box [Bkdk]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora