☠ XXIX ☠

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Lo observaría por horas. Estaba ahí, con su cara relajada, sus ojos cerrados dejando ver sus largas pestañas, su nariz y mejillas un poco rojas debido al calor y su cabello cenizo, tan revuelto por la ronda de sexo que habían tenido hace unas horas; su pecho subía y bajaba tranquilamente mientras respiraba.

Era guapo, tremendamente guapo y su actitud lo hacía aún más atractivo para los adolescentes y algunas señoras con poco amor propio. Suspiró y sonrió suavemente, se apoyó en su mano y con la otra quitó unos mechones de la frente de su novio.

Esos eran los momentos que más adoraba, dónde todo parecía estar en calma, dónde parecía que las mortales olas del mar dejaban de chocar contra las rocas. Cuando el ajetreo de su vida se pausaba y podía disfrutar del silencio junto al oji rubí.

Bajó su mirada al abdomen marcado del mayor ¿De dónde sacaba tiempo para mantener ese cuerpo? Esa era una duda que siempre tuvo desde que cruzaron palabras por primera vez.

Se levantó de la cama (aún adolorido, pero lo podía soportar) y arropó mejor al cenizo para evitar que los mosquitos le picaran. Se puso ropa interior y una playera de Katsuki, bajó las escaleras en silencio y encendió la televisión, la cuál estaba en el canal de noticias matutinas.

Vio varios reportajes de accidentes en las autopistas, la señorita del clima y el ya común anuncio de personas desaparecidas, siendo Shoto el primero y el que más tiempo duró en la pantalla, seguido por él, Inasa, Camie, Monoma, Ibara y otras personas que habían matado que poco le importaban.

Bostezó y se estiró, tronando sus huesos.

-Despertaste temprano -Katsuki había bajado y lo miraba recargado en el barandal de las escaleras.

-Buenos días -le sonrió y palmeó el sofá, invitando al mayor para que se sentara a su lado.

No lo rechazó, de hecho, no tardó ni cinco segundos en reaccionar y tirarse a su lado. Lo tomó por los hombros y se dejó caer hacia el lado contrario, haciendo que ambos quedaran recostados. Izuku se acomodó mejor, apoyando su cabeza en el pecho del otro y cerró los ojos, tenía un poco de sueño.

Katsuki estaba demasiado raro los últimos días. No hablaba mucho (cuando lo dejaba y lo recogía en el bar eran esos momentos donde actuaba "normal", gritando y maldiciendo), comenzó a dormir demasiado y su estado de ánimo cambia radicalmente de un minuto a otro. También mostraba un incómodo interés en él, aunque claro, estaba completamente seguro de que solo era por su carne.

-¿No irás a trabajar? -preguntó, era jueves aún.

No recibió respuesta, solo un leve movimiento de cabeza indicando un "no". ¿Por qué no iría? Jamás había faltado a la academia.

Estuvieron ahí por horas, descansando y disfrutando de la tranquilidad y el aire que entraba por el gran ventanal del departamento. Abrió los ojos cuando el sol estaba ocultándose y se extrañó al ver qué el mayor no se había movido en absoluto... seguía dormido.

Apretó los labios, muy en el fondo de sí se estaba preocupando por él y no le gustaba. Se levantó de forma lenta, procurando no hacer muchos movimientos ni ruido. Caminó a la nevera con esperanza de encontrar lo que fuera que fuera comestible, se decepcionó al no encontrar más que manchas de sangre seca por todo su interior.

Suspiró, dejó caer su cabeza hacia atrás y volvió a cerrar el refrigerador. Miró la cabellera ceniza que seguía ahí, sobresaliendo sobre el brazo del sofá, se acercó con nervios y movió levemente el brazo del más alto.

-Kacchan -lo llamó en un susurro sin obtener resultados -Kacchan.

Llegó a un punto donde realmente creyó que estaba muerto, apoyó su cabeza en su pecho para confirmar sí su corazón seguía latiendo. Hizo un par de intentos más hasta que perdió la paciencia, le dió una bofetada apenas logrando una respuesta.

Bloody Box [Bkdk]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora