Capítulo II: Nueva vida en Italia

1.2K 35 7
                                    

Capítulo II: Nueva vida en Italia.

Abrí mi maleta, la puse encima de mi cama y comencé a sacar toda mi ropa de ella. Al fin había llegado a mi destino, Italia... un lugar hermoso sin duda, con comida exótica y gente extraordinaria... Este es mi nuevo sitio, el sitio en el que seguiré causando más y más destrucción.

¿Qué podría hacer primero? Cómo no conozco a nadie sólo me queda aburrirme como una ostra. En fin... Según me habían dicho, hoy llegaría alguien a compartir piso conmigo ya que estoy en las habitaciones de la uni.

Elegí la mejor cama, la que estaba más cerca del baño, tenía un armario un poco más grande y tenía la ventana al lado. No se puede decir que sea una suite de lujo pero no estaba nada mal. Paredes color crema, dos camas individuales (nada de literas, que son muy horteras ¡Sí señor!) dos mesitas de noche con dos lámparas sencillas del todo en color azul claro, colchas turquesa... En definitiva, no muy grande pero acogedor.

Coloqué mi móvil en la mesita y mi bolso en la cama para poder ir guardando ropa en el armario.

Estábamos a mitad de curso, es decir, en primavera, asique era mejor que empezase a poner ropa un poco menos abrigada adelante del todo (en el armario) y la abrigada un poco más atrás. Los zapatos en el suelo (del armario), la ropa interior y demás en los cajones del inmueble... ¡Listo! Al fin podría echarme a dormir un rato...

Justo cuándo cerré la puerta del armario alguien petó la puerta, volqué los ojos y fui a abrir. ¡Maldición! Ahora ya no podré conciliar el sueño tan fácilmente... Abrí la puerta y vi a una chica morena, alta, de ojos y pelo castaños. Me quedé francamente sorprendida, me imaginaba que las italianas eran en su mayoría de ojos claros y de un tono de piel más blanquecino que el que tenía esta chica. ¡Error!

- ¡Hola!-saludó con una sonrisa radiante-Soy Marzia, parece que vamos a ser compañeras de cuarto. Espero que nos llevemos bien-dijo entrando por la puerta sin ni siquiera mirarme y posando su maleta en la cama como yo había hecho tiempo atrás.

-Yo soy Rubí-dije por decir algo ya que parecía que pasaba de mí.

Negué con la cabeza y fui hasta mi cama, me senté en ella sin quitar la colcha y cogí mi móvil (con los cascos dentro) para escuchar música y pasar el rato. Cerré los ojos tranquilamente y comencé a relajarme...

¡Bah! ¡Menuda mierda! Me aburre estar tanto tiempo sin moverme. Abrí los ojos de nuevo y sentí los ojos de Marzia en mí. La miré atentamente y ella me sonrió, parecía que me quería decir algo asique me quité los cascos.

-Oye... tú no pareces ser de aquí. ¿Sabes italiano?-me preguntó escudriñándome con la mirada.

-Em... pues no, no soy de aquí pero sé perfectamente el francés, inglés, italiano y español, aunque he de añadir que sé algo de Alemán Holandés y Finlandés-dije con mi perfecto acento italiano que tanto me había costado conseguir. Marzia abrió los ojos como platos y desvió la mirada. Alcancé a ver una mueca de disgusto en su rostro, pero fue un nanosegundo porque luego me volvió a mirar sonriente.

Alcé una ceja, me parece que esta estúpida quiere jugar... ¡Jugaré con ella! Ya se la tengo jurada, que no me ande con sandeces que se va a enterar de quién soy yo, de quién es Rubí.

-¿Y de dónde eres exactamente? Nunca había visto a una chica tan... peculiar, cómo tú-dijo con un tono de burla.

-Lo mismo digo de ti, te ves tan segura de ti misma pero juraría que no eres italiana-repuse con suficiencia y altanería. Ella apretó los puños fastidiada mientras sonreía muy falsamente. Le respondí con una sonrisa socarrona.

Nunca Podrás ConmigoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora